La idea era simple: Crear un sistema para viajar al espacio que permitiera reutilizar la nave que pondría en órbita a los satélites y astronautas. En la época que llegamos a la Luna, prácticamente todo el vehículo espacial era desechable, de un solo uso, lo que significaba un costo enorme por parte del Programa Apolo y los Proyectos Gemini y Mercury.
El primer transbordador espacial fue el Enterprise, el que en 1977 realizó una serie de vuelos de prueba para luego ser tempranamente jubilado. Los cinco transbordadores funcionales que ha tenido la NASA han sido el Discovery, el Atlantis, el Endeavour, y dos transbordadores que tuvieron un trágico final: El Columbia y el Challenger, ambos perdidos en accidentes que le costaron la vida a toda su tripulación.
La NASA conmemora hoy los diez años de la explosión del Columbia, ocurrida cuando sólo le faltaban 16 minutos para aterrizar el 1 de febrero del 2003. El accidente fue debido a que se le desprendió una pieza de espuma aislante a un tanque de combustible externo durante el lanzamiento, el que golpeó un ala del transbordador y dejó un orificio que causó su desintegración cuando volvió a entrar a la atmósfera terrestre.
En el trágico accidente fallecieron el comandante Rick Husband, el piloto William McCool, y los astronautas Michael Anderson, David Brown, Kalpana Chawla, Laurel Clark e Ilan Ramon (gracias Javier).
El presidente en ese entonces de Estados Unidos, George W. Bush, afirmó sobre el accidente que “la humanidad se conduce en la oscuridad más allá de nuestro mundo por la inspiración del descubrimiento y el deseo de entender. Nuestro viaje al espacio continuará“.