Así es el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos de Chile

La sociedad chilena es una de las más vibrantes de todo el continente americano; la pasión con la que viven sus costumbres, idiosincrasia e historia reflejan la cohesión de una comunidad que ha superado innumerables escollos a través de la historia, pero que ha podido levantarse de todos ellos para que Chile sea hoy una de las naciones más desarrolladas del hemisferio suramericano, y entre las más rentables del mundo.

Entre los escenarios de su vida republicana, la política juega un papel fundamental, con un cúmulo de situaciones que pasaron desde lo impredecible a la más cruda realidad durante un tiempo que cada vez más se intenta dejar atrás. Uno de estos períodos fue la dictadura militar que experimentaron entre los años 1973 y 1990, bajo el mando de Augusto Pinochet, en el que las violaciones a los derechos humanos era el orden diario. La férrea mano de los opresores conjugaron un Estado que acalló a miles de voces, que hoy, superado el trance, recuerdan aquellos días como una historia en la que sólo se pueden plasmar las aspiración del “nunca más”.

Con el restablecimiento de la democracia y el respeto institucional a la sociedad chilena, el país se ha desarrollado entorno a resarcir los daños de esas páginas sombrías. Entre tantas cosas que se han realizado para alcanzar la plena estabilidad, existe un espacio que se fundó en memoria de tantos caídos y vejados, como el testimonio más directo, y en su honor: el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos de Chile.

¡Conócelo!

El museo se inauguró el 11 de enero de 2010.

Se fundó en 2007 como una iniciativa de la presidenta Michelle Bachelet, quien fue torturada por la dictadura militar durante su juventud partidista.

La construcción de la edificación correspondió a un grupo de arquitectos brasileños.

Su ubicación se definió como un símbolo para recordar la zona donde mayor se produjo excesos policiales y represión hacia personas disidentes del régimen autocrático de la época representativa.

El museo se define como un ente que busca la reparación moral de las víctimas, buscando la mayor reflexión sobre un pasado, que sólo sea recordado y no se reedite en el futuro democrático del país.

Frente al museo se estableció lo que hoy se conoce como la “Plaza de la Memoria”, un espacio de 6000 metros cuadrados donde se exhiben obras itinerantes que representan la historia oscura de esos días violentos.

El museo cuenta con 11 salas distribuidas en dos niveles; las mimas fueron bautizadas como (en orden aleatorio): Derechos Humanos, desafío Universal; 11 de septiembre y Microcine; Fin del Estado de Derecho. Una nueva institucionalidad; Condena Internacional. La dictadura traspasa fronteras; Represión y Tortura; El dolor de los niños; Demanda de Verdad y Justicia; Ausencia y Memoria; Lucha por la Libertad; Retorno a la Esperanza; y Nunca Más.

El centro se convierte en una especie de cronología que muestra una sucesión de hechos reales que se pasean entre lo macabro hasta el más sublime grito de libertad y democracia.

Aunque siempre se ha destacado el carácter “didáctico” del museo, el mismo ha generado muchas opiniones detractoras dentro de la sociedad política del país austral, pues, partidarios de las corrientes “conservadoras” creen que el mismo ofrece una visión “sesgada” de la historia, criminalizando a priori los hechos sin la investigación debida.

Dirección y horarios de visita

El museo se halla en la Avenida Matucana de Santiago de Chile, en la esquina Catedral. Trabaja de martes a domingo desde las 10 de la mañana hasta las 6 de la tarde. La entrada es libre.

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