Cada mes se celebra en diversas ciudades de EUA un sensual ritual literario: mujeres desnudas leen en voz alta textos clásicos y contemporáneos frente a un público eróticamente intelectual.
Escuchar una lectura en voz alta de grandes escritores, como por ejemplo Henrik Ibsen y Oscar Wilde, degustando una copa dentro de un ambiente relajado, puede ser una experiencia ineludiblemente grata. Pero si además quien lee la obra es una sensual mujer desnuda, entonces podemos ya hablar de una ero-tertulia, diseñada para abstraerte del frenesí cotidiano y que te invita a sumergirte en una atmósfera propicia para disfrutar al máximo de una obra literaria.
Literatura frontal, e incluso una dosis de catarsis, es lo que las Naked Girls Reading ofrecen a los asistentes durante “funciones” de dos horas. Este ritual mensual, si bien comenzó en Chicago en 2009, ahora ha llegado a Nueva York, urbe cosmopolita en la que el concepto ha sido eufóricamente recibido por decenas de jóvenes parejas y público en general, que gusta de asistir a estas sensibles sesiones de cuerpos desnudos y literatura de calidad. Las encargadas de leer, todas ellas con privilegiados cuerpos y agraciadas facciones, demuestran una notable aptitud para la lectura en voz alta. Sobra decir que todas ellas irradian un desbordante erotismo mientras recorren la obre elegida, sentadas en cómodos sillones de época, con voz clara y risueño semblante.
“Me gusta narrar historias y esta es la manera en la que lo hago. Me siento cómoda desnuda. Me siento alegre haciendo esto”, afirma Nasty Canasta, una de las oradoras del equipo, mientras que su compañera Gal Friday narra el sentimiento que le genera estar leyendo desnuda ante decenas de personas: “Cuando uno ve un desnudo por primera vez dice: ‘¡Oh, hay una chica desnuda!’ Pero luego, cuando empezamos a leer, se siente cómo las miradas suben”.
A continuación una breve crónica de mariano Andrade, corresponsal de AFP, sobre la sesión ero-literaria que le tocó presenciar en Nueva York:
“Unas 30 personas -en su mayoría jóvenes parejas y grupos de hombres- aguardan en un pequeño salón con viejos sillones clásicos y lámparas con tela roja en el primer piso de un bar del barrio de Greenwich Village, en el corazón de Manhattan. De pronto, cuatro chicas en bata y tacones entran y suben a un pequeño escenario con un gran diván y donde las espera un micrófono con pie. La gente aplaude, incluyendo a un hombre maduro que hasta el momento leía plácidamente el periódico junto a su compañera.”¡Bienvenidos! Me gustaría empezar presentándoles a nuestras chicas desnudas que leerán esta noche”, anuncia Nasty Canasta, una joven de cabellera roja y silueta afinada, artista del género neoburlesco, que lidera a la troupe. A continuación, Gal Friday, Sapphire Jones, Tansy y ella misma dejan sus batas y como Dios las trajo al mundo comienzan a leer pasajes que han seleccionado sobre autores famosos y no tanto […] ‘La importancia de llamarse Ernesto’, del escritor británico Oscar Wilde, o ‘Casa de muñecas’, del dramaturgo noruego Henrik Ibsen, son algunos de los libros elegidos para esta velada dedicada al teatro y en la que las cuatro chicas exhiben un verdadero talento oratorio. En la audiencia hay carcajadas ante diálogos picantes o muy inteligentes, pero también un silencio atento y hasta momentos de emoción, por ejemplo cuando Sapphire Jones dedica un texto de Shakespeare a su abuela, fallecida dos semanas atrás.”