El estrés, las exigencias diarias e incluso las inhibiciones y tabúes conspiran contra la vida sexual, dando lugar a una situación que puede confundirse con falta de deseo.
El doctor Juan Carlos Kusnetzoff dio pautas para distinguir si se trata sólo de falta de estimulación.
La falta de deseo aparece como principal emergente de la insatisfacción en la vida sexual de las mujeres. Algunas piensan que es la causa; para otras, es la consecuencia. Un estudio europeo aseguró que en general el sentimiento está asociado con una vida sexual poco satisfactoria en los últimos meses. Lo cierto es que hoy, esto que se vive como una «falta de deseo» no sólo es visto como un problema, sino que es uno de los principales motivos de consulta a especialistas.
Sobre cuáles son las causas más comunes de la falta de deseo sexual en las mujeres, el médico psiquiatra y sexólogo clínico Juan Carlos Kusnetzoff explicó que «tanto en la mujer como el hombre se cumplen tres o cuatro premisas importantes: la sexualidad humana es frágil, altamente vulnerable y emocionodependiente. Ahí están explicados el 100% de todas las causas, nunca hay una sola».
Aclaró que en el hombre las emociones no influyen tanto como en la mujer, el especialista advirtió que no siempre es una real falta de deseo lo que se esconde en esa queja. «Muchas veces lo que se manifiesta es en realidad la falta de espontaneidad del deseo –sostuvo–. Por eso lo primero que se le debe preguntar a esa persona es si el deseo reaparece cuando la provocan, cuando hay caricias, besos, abrazos, cuando se toma más tiempo en la estimulación. Si responde que sí, entonces esa supuesta falta de deseo no es tal».
Es que en las mujeres, el efecto de esta falta de espontaneidad del deseo puede ser más notorio incluso por una simple cuestión anatómica: la irrigación de la región pelviana donde se hallan las terminales nerviosas responsables del placer genital demanda mucho más tiempo que el llenado de los cuerpos cavernosos del pene que determinan la erección en el varón. Por eso, la excitación sexual en la mujer requiere, por supuesto, un cierto arte; pero sobre todo, tiempo.
En ese sentido, Kusnetzoff remarcó que «cuando el problema se resuelve simplemente estimulando, entonces difícilmente pueda hablarse de un problema orgánico u hormonal y de lo que seguramente se trate es de ‘poner el motor en marcha’ nuevamente».
Un problema que puede ser físico o emocional
Al parecer, el deseo sexual no es como el hambre, que se activa ante la ausencia de alimento: es un apetito que sólo se activa cuando es adecuadamente estimulado. Y si no lo es, tiende a «apagarse».
«Muchas veces, cuando una persona consulta por falta de deseo, se le hace un estudio de hormonas y, si alguna está baja, lo que hay que darle es la hormona que le falta y, al mismo tiempo, estímulo», explicó el especialista, quien aclaró que «en la mujer menopáusica puede darse un problema combinado: por un lado faltan estrógenos y al mismo tiempo se da un fenómeno de orden psicológico, relacionado con que la mujer se deprime porque le falta el deseo y entra en un círculo vicioso donde es difícil distinguir la causa primaria».
Kusnetzoff precisó que pese a que la edad juega un rol importante en la disminución del deseo sexual femenino, bien puede aparecer en edades tempranas. «Puede darse a los veintipico pero allí seguramente no se trate de problemas hormonales sino de orden afectivo. Siempre primero se debe descartar la causa hormonal para luego abordar lo emocional / afectivo», insistió.
Algunos estudios sobre el deseo sexual y ayudas para mejorarlo
Uno de los mayores estudios poblacionales sobre la vida sexual –la Encuesta Nacional de Salud Sexual dada a conocer en 2009 por el Ministerio de Sanidad español– mostró que la proporción de quienes se quejan de falta de deseo (que después de la menopausia alcanza a un 9,6% de las mujeres, pero que se da a cualquier edad) es significativamente mayor que la de mujeres que consultan a un especialista por este tema, sea en ginecología, psicología, sexología o cualquier otra área. Las mujeres que lo hacen no llegan al 3%.
Un estudio de grupo focalizados llevado a cabo por la doctora Cynthia Graham en el Instituto Kinsey de la Universidad de Indiana, en los EEUU y publicado en la revista científica Archives of Sexual Behavior señaló dos grandes factores que permiten predecir problemas sexuales en las mujeres: la falta de ocasión o la pausa de ese proceso necesario para la excitación, y las inhibiciones respecto del propio cuerpo, que resultaron ser más relevantes que la edad, la condición socioeconómica de la mujer, e incluso que el propio hecho de tener o no pareja.
La licenciada Verónica Barrera es kinesióloga especialista en rehabilitación de piso pelviano y en el tratamiento de disfunciones sexuales y explicó que «la mayoría de las pacientes con incontinencia por problemas de piso pelviano también presentaba disfunciones sexuales, independientemente de la edad» y remarcó que «todas, y no sólo las que tienen un déficit hormonal, hablan de una marcada falta de deseo sexual, incluso pacientes muy jóvenes, e indagando sobre eso se veía que muchas veces no había un tiempo previo de juego de excitación, con lo cual era lógico que esa mujer no deseara tener ese tipo de relaciones».
La especialista del Hospital «Diego Thompson» de San Martín contó que lo que las pacientes desconocían era que el trabajo corporal con asistencia profesional las podía «ayudar a recuperar una vida sexual satisfactoria».
Hay, además, otros favorecedores naturales de los procesos fisiológicos relacionados con el deseo y la excitación sexual, como la L-arginina –un aminoácido con efecto vasodilatador que facilita la circulación sanguínea–, el ginseng o el extracto de arándanos, uno de los más poderosos antioxidantes naturales.
Hasta hace poco se podían incorporar a través de la alimentación o en forma de suplementación dietaria, aunque no había productos que integrasen estos componentes en concentraciones suficientes como para acompañar un tratamiento por disfunción sexual. «En general la industria farmacológica apunta más al varón, por lo que sólo contaba con algún gel con L-arginina de uso local, pero con un resultado muy relativo –comentó la fisiatra–. Un día recibí muestras de Magnus G, y me sorprendió que tuviera 300 miligramos de L-arginina, además de arándano, más vitaminas y suplementos energizantes como ginseng y ginkgo, rápidamente se los recomendé a mis pacientes como suplemento dietario».
Al respecto, el doctor Kusnetzoff detalló que este suplemento «en las mujeres actúa ‘por stock’ o efecto acumulativo, al cabo de una semana o diez días». La acción vasodilatadora y estimulante de este producto elaborado con componentes totalmente naturales no es inmediata sino que se hace notoria a través de su toma periódica.
Su efecto es el de ayudar a «preparar el terreno» para que el juego erótico –que es la razón de todo y lo que, definitivamente, nunca puede faltar– encuentre menos obstáculos para traducirse en excitación y placer. «Además en los varones se utiliza como complemento del tratamiento con sildenafil para facilitar la acción del medicamento», finalizó Kusnetzoff.
[Fuente: derf.com.ar]