El diario El Nuevo Herald de la ciudad de Miami ha publicado una polémica noticia relacionada con la situación que se vive actualmente en nuestro país, a continuación la reproducimos textual:
Las medidas adoptadas por el régimen de Nicolás Maduro para obligar a los comerciantes a vender sus productos a bajos precios lucen cada vez más como una estrategia de alto riesgo ante pronósticos de que agravará la ya aguda escasez y el creciente descontento popular hasta el extremo de provocar un estallido social que pondría a prueba la lealtad de los militares.
Expertos consultados por El Nuevo Herald dijeron que los militares —muchos de los cuales forman parte del ala más pragmática del chavismo— ven con preocupación el acelerado deterioro de la economía venezolana y manejan escenarios de disturbios y agitación social que podrían obligarles a intervenir para poner orden.
“En este momento, el estallido luce inminente. El gobierno ya lo tiene como un escenario y la Fuerza Armada Nacional sabe que es una posibilidad muy real”, comentó desde Londres Diego Moya Ocampos, analista para América Latina de IHS Country Risk.
“[De producirse], allí es que terminaría interviniendo la fuerza militar. Pero la elección de cual tendencia [política] terminará apoyando va a depender de la interpretación de las causas del estallido que termine imponiéndose, y hacia donde va ese estallido”, agregó.
Según Moya, Maduro ha gastado tiempo y recursos en proyectar la noción de que los problemas de escasez del país han sido causados por la guerra económica emprendida por los empresarios en un intento de librar a su gestión de toda responsabilidad, precisamente estando al tanto de este escenario.
Diferentes escenarios
Una de las posibilidades es que la crisis sea atribuida directamente al mandatario, y no necesariamente al chavismo, lo que podría llevar al ala militar del movimiento, posiblemente liderada por el actual presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, a tomar las riendas del poder diciendo que ellos son los verdaderos garantes del legado del fallecido Hugo Chávez.
“Esa sería la versión que Diosdado Cabello va a querer rescatar. No sería la ideal, pero sería la que él trataría de rescatar para decir, bueno, el pueblo está contra Maduro, pero no contra el chavismo”, dijo Moya.
Otra posibilidad es que el descontento popular sea expresado contra el chavismo en su conjunto, “lo que pondría fin al ciclo y haría necesaria la conducción del país hacia una nueva etapa”, agregó.
La tercera posibilidad es que Maduro tenga éxito de convencer a los venezolanos que la oposción y los empresarios son los responsables de la crisis.
De cierta manera, los riesgos de un estallido social fueron incrementados por el propio Maduro, quien semanas atrás obligó a los comerciantes del país a vender sus mercancías por debajo de los costos de reposición, bajo amenaza de arrestarles, confiscarles sus negocios o permitir que sus locales sean saqueados.
La práctica condujo a un violento recorte de los precios, pero son muy pocos los comerciantes que ahora se muestran dispuestos a adquirir nueva mercancía, lo que augura que muchos locales tendrán sus anaqueles vacíos para finales de diciembre llevándoles a cerrar sus puertas indefinidamente para el primer trimestre del próximo año
La última iniciativa de Maduro se asemeja a la aplicada por Zimbabue a mediados de la década pasada, que llevó al país africano a registrar una tasa de hiperinflación de 42,000 billones por ciento.
Desequilibrios ‘revolucionarios’
Pero el problema de escasez y alta inflación son el resultado de los desequilibrios acumulados bajo los últimos 14 años de la “revolución bolivariana”, proceso de hostigamiento empresarial que destruyó parte de la producción nacional, obligando al régimen a gastar un número cada vez mayor de petrodólares en la importación de productos.
Ante la gravedad de la crisis, cuyos embates fueron empeorando gradualmente con el correr del año pasado, los militares habían esperado que Maduro adoptara un política económica mucho más pragmática para corregir los desequilibrios y el heredero de Chávez al inicio dio muestras de estar dispuesto a hacerlo, al ofrecer tender puentes con los empresarios y relajar el estricto control cambiario que asfixia a la economía.
Pero Maduro terminó dando un giro de 180 grados, cediendo ante las presiones del ala más ortodoxa del chavismo, la cual es la más cercana a La Habana y lucha por instaurar un régimen de corte castrista en el país.
Esa afinidad con Cuba, y en especial la injerencia directa del régimen castrista en el gobierno de Venezuela y dentro de las Fuerzas Armadas es muy mal vista por los militares, dijo el presidente de la Organización de Venezolanos Perseguidos Políticos en el Exilio (Vepex), José Colina, un militar exiliado que se mantiene en contacto con sus compañeros de armas.
“En los cuadros medios es donde hay una mayor inconformidad, y es donde hay mayor rechazo a la imposición del modelo comunista en Venezuela”, comentó Colina.
“También les molesta enormemente la presencia de elementos cubanos en las instalaciones militares, que ya es abierta y descarada”, señaló.
Pero esa presencia cubana en los cuarteles precisamente ha sido uno de los principales herramientas empleadas por Maduro para ejercer un más sólido control sobre las Fuerzas Armadas.
“Maduro se ha venido haciendo fuerte dentro de las Fuerzas Armadas a través de ascensos y cargos y a través del trabajo de inteligencia de supervisión y control que ejercen los cubanos dentro de las fuerzas armadas”, relató la fuente.
“El ha venido captando mucha gente. La vigilancia. El espionaje. Presionan los tipos [oficiales] más frágiles. Aquellos que descubre con ciertos problemas, no solamente profesionales, sino también personales, problemas domésticos de su casa. En eso [los cubanos] son unos especialistas”, dijo.
Según la fuente, los cubanos también están en control de la facción que controla a unos 3,000 milicianos venezolanos que prestan servicio en el país.
Grupo nacionalista
Aun así, los militares con Maduro no son los más numerosos dentro de la organización castrense.
El más numeroso consiste del denominado grupo nacionalista, en el que Cabello ejerce cierto liderazgo, y que en el fondo siente menos afinidad por la injerencia cubana.
Pero el rechazo hacia los cubanos es aún mayor entre los integrantes del tercer grupo, conformado por los llamados “militares institucionales”, o oficiales que sienten una mayor lealtad por el respeto de la Constitución y de las leyes que hacia el chavismo.
“Pero ese es un grupo disperso, perseguido, de poca cohesión y muy vigilado. Ese grupo es quizás menos numeroso”, dijo la fuente.
Un cuarto grupo pertenece a oficiales no alineados, quienes están más centrados en su carrera y han mostrado indiferencia por la situación política del país.
Pero independientemente del grupo al que pertenezcan, un estallido social dejaría pocas dudas dentro de la organización militar que tendría que intervenir para poner orden, dijo Moya.
“Van a ver facciones dentro de los militares que van a resistir un cambio, particularmente si este beneficia a la oposición, pero ellos internamente van a dirimir esas controversias para garantizar la estabilidad política y garantizar que no hayan enfrentamientos entre los venezolanos”, comentó.
El analista agregó que el alto mando no tendría más alternativa que intervenir.
“En el momento que no se pueda garantizar que vaya a haber un derramamiento de sangre en las calles. Ahí es que saldaran a intervenir, porque de lo contrario correrían el riesgo de que sus subalternos se les subleven al ver que no están en condición de controlar a la institución militar y garantizar el consenso entre las distintas facciones de militares”, dijo.
[Fuente: elnuevoherald.com]