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En Venezuela desde tempranas épocas republicanas hemos solventado circunstancias difíciles con un mientras tanto. Por eso, nada nos debe enorgullecer haber llenado las líneas de nuestra historia democrática con salidas cortas a momentos trascendentales en el desarrollo democrático. Recordemos aquella interrupción abrupta con la dictadura de Gómez a la tranquilidad y el camino que comenzábamos a transitar. Aquel General Gómez a quien en 1914 un Congreso Nacional lo designó como presidente provisional de la República y comandante en jefe del Ejército, para luego en 1915 elegirlo como presidente constitucional. No suma avance alguno, haber perdido un poco más de un cuarto de siglo bajo el dominio de un dictador implacable como el de la Mulera.
Algunos años después, la democracia intentaba despertar, la iluminó un sol resplandeciente cuando tuvimos la consolidación de los partidos políticos con Medina, quien a pesar de que muchos no querían por su formación militar, tenía bastante claro el panorama institucional. Incluso, a la par de su gobierno se manejaba la insurrección, se organizaba el Partido Comunista, los Adecos ansiaban el poder y surgió también el partido Copei. Para entonces, con toda esa heterogénea realidad quienes lo vivieron recuerdan que el clima partidista de la mano de una libertad de expresión impulsada desde el propio gobierno, se lograron avances en materias de seguridad social, laboral y participación política, se dio inicio a una moderna renovación de la infraestructura urbana e importantes reformas tanto fiscal como petrolera y agraria se cuentan en los haberes de un corto periodo de gestión de Medina Angarita. Era posible gobernar para quienes pensaban distinto y tenían pocas posibilidades, porque no podemos olvidar que para ese momento aún estábamos transitando por caminos de tierra y escaso desarrollo en muchos lugares del país.
Después de eso, nos vino un mientras tanto, que según la historia contemporánea se debió a malestares de los militares jóvenes de la Fuerza Armada Nacional y a la falta de consenso en las filas del Partido Democrático Venezolano (PDV), sin dejar de recordar lo ocurrido con el hombre de las camisas voladoras, Diógenes Escalante, tildado de loco pero brillante. Así, llegó el golpe un 18 de octubre de 1945, una brevedad, que como todo quiebre a la democracia originó acciones improvisadas y que según el gran Manuel Caballero fue “una incitación al desencadenamiento de las pasiones”. Lo cierto es que la historia de nuestra patria se cuenta a partir de ese momento de otra manera, comenzamos a ser otra sociedad, no estamos aún seguros si mejor o peor, pero si distinta. Nos gobernó una Junta Revolucionaria de Gobierno presidida por Rómulo Betancourt –mientras tanto-, para luego dar paso a las primeras elecciones presidenciales libres en Venezuela, dos años después, en las cuales salió victorioso Rómulo Gallegos, a quien le quisieron imponer a Marcos Pérez Jiménez como líder de un grupo de militares que seguirían mandando. Gallegos, no aceptó y nos llegó otro mientras tanto, una nueva Junta Militar de Gobierno con Pérez Jiménez como Ministro de la Defensa, y presidida por Carlos Delgado Chalbaud quien fue vilmente asesinado. Aquí nos detenemos, para que estas reflexiones continúen en una próxima entrega si así me lo permite la providencia.
@Maggidilena / Maggi Di Lena