Una de las ciudades venezolanas que conserva mucho de su pasado histórico es Puerto Cabello, capital del Municipio del mismo nombre en el Estado Carabobo.
Allí se halla el puerto marítimo más importante y de mayor valor económico del país, a juzgar por su gran actividad de importación de materias primas para la industria venezolana, las cuales luego son trasladadas a distintas zonas.
El origen del nombre de la ciudad no está bien definido, pero a veces pareciera derivar de la tranquilidad de sus aguas marinas, tan calmadas que barcos de gran calado se podrían amarrar con la hebra de un cabello.
Algunos historiadores sostienen que a mediados del siglo XVI un aventurero y contrabandista de nombre Andrés Cabello estableció una base de operaciones en la zona, donde fondeaba sus embarcaciones y almacenaba sus mercancías, dando origen a una pequeña población que con el tiempo tomó su nombre.
Caminar por la estrechez de las calles de su casco colonial, bautizadas la mayoría de ellas con los nombres de los próceres o héroes de la independencia, y donde cabe un solo carro a la vez, nos causa cierto embrujo cuando notamos la arquitectura que aún se conserva en las fachadas de viejas casonas con sus altas ventanas muy características de la época.
En Puerto Cabello hay muchas plazas para el esparcimiento de sus habitantes, algunas con árboles muy altos y frondosos, otras con instalaciones destinadas al entretenimiento.
En el centro recorremos la plaza Isaías Medina Angarita, antes llamada Concordia. En la calle Sucre está la plaza Barquisimeto y al frente de ella la iglesia de la Caridad. Hay una plaza cerca de la calle Bolívar conocida anteriormente como Los Violines, bautizada ahora como Augusto Brandt.
En la calle El Templo cruce con calle Anzoátegui, al frente de la plaza Bolívar se ve la iglesia Nuestra Señora del Rosario mejor conocida por todos como la “Iglesia de Piedra” debido a su construcción a base de piedra coralina, elevada a catedral en el año 1.999.
Al estar dentro de la nave central de esta hermosa construcción donde hay una talla en madera de caoba de 4 por 2 metros de altura representando a Cristo Resucitado, obra del artista Josu Berecibar, nos regocija una paz que inunda nuestras almas.
Tiene la iglesia dos naves laterales, y en la parte izquierda está el cuadro que representa el Descenso de la Cruz, atribuido a Rubens.
En la calle del Templo se encuentran la plaza El Águila y la plaza Flores, muy cerquita de la calle Zea que atraviesa el muy acogedor malecón, si se quiere el principal atractivo de esta tranquila ciudad en el cual se realiza el Domingo de Resurrección la “Bendición del Mar”, y en donde se dan cita propios y visitantes para observar la acuarela de su esplendoroso y romántico atardecer, fuente de inspiración del cantautor e ingeniero Italo Pizzolante, nacido en esta tierra porteña, para componer su hermosa canción titulada “Mi Puerto Cabello” considerada el himno oficial de la ciudad.
Detrás del malecón está la calle Los Lanceros, claro vestigio de la época la cual se ha tratado de mantener en su forma original, cuyos espacios son usados para la cultura. Esta soñadora callecita ha sido inmortalizada en las plumas de los poetas y en los pinceles de tantos pintores cuyos cuadros le han dado la vuelta al mundo.
Incluya a Puerto Cabello en su próximo recorrido por Venezuela y disfrute también del mar y su gastronomía.
Gliceria Gil / @glimargica