Mar de Leva, «¡El guiño!», por @jdsolorzano

Estás comiendo en un restaurant o tal vez bebiendo en la barra de una tasca y sin pensarlo, como si fuera una reacción espontánea y lo es, volteas y te quedas mirando a la dama que acaba de entrar al sitio donde te encuentras.

Ella lleva un vestido negro ajustado que deja al descubierto su silueta de sirena. Sus labios carmesí, su cabellera abundante, el ruido de sus tacones chocando con ímpetu en el suelo, sus manos acarician velozmente su rostro, juguetea con su cabello y al pasar a tu lado…

…Justo en ese momento cuanto tú te encuentras hipnotizado y la mano con el trago o tenedor empieza a temblar, cual colegial, ella te mira y ¡zas! Te guiña el ojo.

Tú corazón palpita aceleradamente. No sabes cómo reaccionar. Ella, justamente ella, como sacada de una revista de modelos o de venta de trajes de baños, te ha picado el ojo ¿y tú? No hiciste nada.

Las palabras no salieron, tus ojos ni siquiera regresaron el gesto insinuante y provocativo. Algunos, no sé tú, hubiesen visto para atrás o a los lados para verificar si en realidad era con ellos o con otro que estaba por allí.

¡Sí, era conmigo! ¡Dios mío! Dirías en ese momento acompañado de que “es que a las mujeres le vuelven locas mis bigotes o pancita seductora” ya con todo jocoso ante aquel imprevisto; lo cierto es que ella te dijo algo que tú no entendiste al principio, que te dejó fuera de base, y sin duda alguna luego asimilaste y buscaste explicación.

Y dirán ustedes: ¿qué mueve al columnista a emprender su escrito de comunicaciones con esta historia tan peculiar?… ¿en verdad no lo saben? Sí, lo saben aunque se hagan los que no.

En los detalles se encuentran los misterios de la comunicación, un simple guiño de ojos te puede decir muchas cosas.

En el oriente venezolano existe un juego de cartas y/o naipes llamado “Truco”, imaginarán de qué se trata con semejante nombre, en este pasatiempo existen señales para comunicarse entre las parejas para intercambiar información con relación a las cartas que le tocaron.

“Si te pico el ojo izquierdo tengo la perica o si es el derecho el perico”, las mayores cartas en este juego; ¡entonces! ¿Entiendes?… Las comunicaciones van más allá de lo que me dices con palabras o imágenes, son los gestos los que me dicen más de ti que tus propias palabras.

Por estas razones un candidato debe tener control de su información gestual, debe saber en qué momento guiñarle los ojos a sus electores, tiene que conocer qué transmite al moverse y qué interpretan sus votantes ante toda esa información.

El candidato que habla con el cuerpo, que sabe cómo expresarse más allá del sonido que produce su voz, podrá dominar mejor a sus interlocutores, podrá saber en qué momento despertar tal o cual emoción en por ejemplo una concentración o asamblea.

Cuando nuestro candidato controla su cuerpo y no éste a él, podrá llegarle mejor a sus interlocutores, podrá expresarse con más tino.

El asesoramiento en la comunicación gestual y en la modulación de la voz son tan importantes como en el contenido del mensaje. ¿Qué dices?, ¿Cómo lo dices?, ¿A quién se lo dices? ¿Cuándo lo dices? Y ¿en qué forma lo haces? son elementos indispensables para saber comunicarte en campaña.

@jdsolorzano / José Dionisio Solórzano