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¡Todo depende del cristal con que lo mires! Esta frase tan común entre nuestros pueblos latinoamericanos esconde una gran verdad, el relativismo de la percepción humana, y la condición del cerebro de defender creencias y posiciones socio-culturales asentadas en nuestro sub-consciente.
¡Bueno! Le explico.
En el caso venezolano razonar con un “oficialista” de base, de esos que decían a todo gañote “con hambre y sin empleo con Chávez me resteo”, es arar en el mar como dijese el Libertador Simón Bolívar.
Para él la verdad absoluta es que el Gobierno está trabajando por el pueblo y que la “Derecha escuálida”, es que “los oligarcas aliados con el Imperio gringo” están sabotean el desarrollo de la revolución “bonita”.
En cambio el opositor a ultranza posee una posición parecida aunque a la inversa. Para el militante de la disidencia, que hoy suelen llamar “resistencia activa”, todo lo que ha sucedido a lo largo de los últimos 15 años ha sido plenamente malo.
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Ambos poseen para ellos una verdad que es realmente comprobable.
Si nos atrevemos a argumentarle tanto a uno como al otro dándoles ejemplos y puntos de vista que alteren su concepción de la realidad, aunque estén basados en hechos tangibles, rechazarán cualquier información y de plano la desecharán.
¿Qué hacer? En los dos casos es muy difícil trabajar en el plano lógico, hacerlo sólo reforzaría, como método de defensa, sus creencias anteriores.
Para abordar el tema colombiano igual pasa con el simpatizante del reelecto presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, o con el uribista “uña en el rabo” de las zonas cafetaleras de la nación neogranadina.
¿Cómo tratar de convencerlo de que su posición está errada?
Normalmente el cambio de opinión se genera cuando el centro de su poyo político y/o social lo perjudica de alguna forma.
Regresando a Venezuela, la comunidad árabe de la isla de Margarita, en la región oriental del país, era fieles seguidores del ex presidente Hugo Chávez, desde que la administración de éste se volcó a “agredirlos” con medidas económicas como la aplicación de impuestos, su lealtad se fue minimizando hasta su más pírrica expresión.
¿Qué pasa con las enormes masas populares?
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Las dos últimas elecciones presidenciales se ha denotado en la república andina y del caribe que las bases de apoyos de la llamada revolución han disminuidos, el mismísimo Chávez cuando se midió con Capriles Radonski perdió, por primera vez, dos regiones del país: Táchira y Mérida.
¿Por qué fue derrotado? Debido al golpeteo constante de las medidas económicas y fronterizas que han afectado al Táchira y en el caso de los merideños su influencia juvenil que es la base actual de la oposición del oficialismo.
En la otra medición Maduro vs. Capriles la diferencia se estrechó a tal nivel que aún existen dudas sobre la victoria del oficialista. ¿Y ahora por qué la reducción de votos? Otro factor insidió en los electores pro-oficialistas, la mala percepción de los electores sobre Nicolás Maduro y la ausencia del líder, hicieron a millones emigrar en su votación.
¿Entonces? Lo mejor que se debe hacer es tratar de evitar debatir con un radical, porque ninguna de tus palabras y acciones lo harán cambiar de voto o posición, éste es el elector duro de tu rival, pase lo que pase él nunca le “montará cacho” al centro de sus sentimientos políticos.
Ese elector lo que sí puede es abstenerse, en este punto sí incide el tema de los asesores de campaña y la estrategia que podamos hacer para resaltar esta opción, es decir, no pierdas tiempo en trabajar ese voto, sólo ganarás cansancio y una gran decepción.
Por José Dionisio Solórzano