Para hacerlo lo más simple: todo en esta vida tiene un lado bueno y otro malo, aunque lo que a veces calificamos de “malo”, “negativo”, “oscuro” es sencillamente aquello que no logramos entender o no alcanzamos asimilar porque en ocasiones rompe con lo que tradicionalmente aceptamos como “correcto”.
Las comunicaciones pueden despertar emociones, cuando estás son de amor, aprecio, interés sincero, cuando “levantan lo más puro de los individuos” nos sentimos realizados, a la vez que cuando ocurre lo contrario y las comunicaciones hacen flotar las pasiones de los seres humanos cualquier se asusta y cuando es descubierto el origen de ésta es señalado en medio del rostro ruborizado de una “moral” acomodaticia.
Cuando el proceso comunicacional logra hacer reinar sentimientos como: la tristeza, la decepción o la traición, se levantan las voces, luego de las reacciones naturales de los procesos comunicacionales, a criticar tal o cual procedimiento de asesores comunicacionales o de manejo de la opinión pública.
Ante esto podemos decir que las insatisfacciones colectivas se pueden calificar como: “Comunicación Negativa”.
Entre este tipo de comunicaciones resaltan expresiones como la manipulación, la cual es obligar a la otra persona hacer lo que no quiere hacer, y que te beneficie más a ti que a la otra persona; el sarcasmo, es cuando te burlas de alguien con el fin de ofenderlo o humillarlo; y la persuasión que es cuando logramos que otros efectúen por voluntad propia lo que nosotros deseamos que hagan.
¡Entonces!, ¿qué hay de particular en esto?, ¿los que manipulan de forma técnica son las ovejas negras de la familia?, ¿son los comunicadores que se deben ocultar detrás de la cortina, muchas veces corroída, del anonimato y la sombra?
Los comunicadores, léase bien los comunicadores y no los periodistas-reporteros, son los encargados de la producción de elementos comunicacionales del llamado “lado oscuro” y no por esto son agentes de la inmoralidad o del desprecio de la ética, por el contrario son los responsables de que reine un equilibrio entre las fuerzas que conviven en una sociedad; lo que ocurre es que nadie quiere servir de balanza en las actuales circunstancia de las sociedades modernas.
Esto me hace recordar la canción llanera-venezolana, que entona magistralmente Reinaldo Armas, titulada “El Zamuro y el Avión”, la cual describe una discusión en pleno vuelo entre ambos iconos donde el segundo le recrimina al zamuro todo lo malo que encarna para la naturaleza y para la sociedad y éste elegantemente le explica cuál es su deber en el mundo y porqué fue creado por Dios.
Así como la naturaleza necesita de los zamuros para que éstos limpien los rasgos y legados de la vida cuando ésta pasa y termina, de esa misma forma los llamados comunicadores negativos son los responsables de develar verdades y enfrentar a responsables con las consecuencias de sus actos, muestran orígenes y maldades que en ocasiones el lado “claro” de las comunicaciones dejan pasar de forma clandestina o inclusive de improvisto.
Antes de culminar este escrito tengo la obligación de, a pesar que es el título de este artículo, reprochar el uso indebido del término “negativas” que asocia a esta labor comunicacional a lo oscuro e indebido, porque si tomamos por ejemplo una de sus características como es la manipulación le podría decir, parafrasean al mayor de los hombres, Dios mismo hecho carne, Jesús de Nazareth, que “quien esté libre de pecado que lance la primera piedra”, entonces quien no haya manipulado jamás que me conteste por aquí: @jdsolorzano …
Recuerde que lo primero que hacemos cuando niños es manipular, o es que ¿llorar por un juguete, o por un abrazo no es manipular a nuestros padres?
@jdsolorzano, José Dionisio Solórzano