Mar de Leva: «Acta non verba», por @jdsolorzano

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Jos-Dionisio-SolrzanoLos grandes oradores de la antigua Roma, entre ellos el gran Cicerón, expresaban sin cesar que “Acta non verba” es decir, hecho y no palabras es lo que deben guiar las acciones de los hombres, sin embargo ellos no hacían sino que decían con vehemencia aplastante.

Los líderes políticos modernos no pierden esta condición, con la gran diferencia que los actores de la política romana era mucho más precisos en sus acciones y más verticales a la hora de llevar adelante las acciones que juzgasen necesarios para alcanzar sus objetivos.

Son los hechos y no la palabras los que mueven a los líderes aunque son las palabras los que les permiten calar en el “alma” de sus seguidores e influir en sus decisiones, y sobre todo la más importante de todas: SEGUIRLOS.

Decir mucho y hacer poco es uno de los grandes errores de los políticos actuales, sin embargo hacer mucho y decir poco también constituye una grave situación para los actores de la vida pública nacional.

Los asesores debe crear en las condiciones para que sus asesorados consiguen un punto medio entre ambos sectores y poder de esta manera alcanzar la meta de ser congruentes entre lo uno y lo otro.

Hacer pasa por ser y ésta a su vez significa sembrar y ¿cómo sembramos?

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El político tiene que sembrar en la política, con acciones que demuestren sus capacidades, conocimientos, visión y compromisos; quienes están llamados a guiar los destinos de otros, o quienes quieren hacerlo deben cumplir con ciertos parámetros y eso pasa por sembrar las semillas con constancia.

La perseverancia del político no sólo debe ser efectiva sino difundida. Las ideas no sólo deben ser ejecutadas sino que además deben ser propagadas, porque son estás las almas mismas de las acciones de los dirigentes políticos.

¡Piensas y dices!, porque si dices sin pensar más temprano que tarde caerás en el foso de los errores y si  piensas, en algunas ocasiones, y no dices tus mejores propuestas, ideas e iniciativas no conseguirás tener eco entre los públicos meta.

Esto nos indica que los políticos deben poseer un gran dominio de la palabra. Existen varios tipos de oradores: el épico, el concreto, el motivador, el instigador, el incisivo, el reflexivo y el académico, cada uno con sus particularidades y sus métodos para influir entre la opinión pública.

Los políticos que hablen poco, poca será su capacidad para sumar gente a su causa.

Los grandes oradores de la historia también fueron grandes políticos, así como políticos notables dieron grandes piezas oratorias que inclusive marcaron la historia de su país e inclusive del mundo.

Benito Mussolini y Adolf Hitler fueron dos oradores que con fuerza, uno primero y el otro después, cautivaron con la vehemencia bélica a dos grandes países de Europa, por su parte la sobriedad de Winston Churchill  le influyó vigor a la Inglaterra bombardeada y su “sangre, sudor y lágrimas” fueron palabras precisas en el momento justo.

Luther Martin King con su “tengo un sueño” puso a soñar a todos los norteamericanos en un  futuro mejor con inclusión y respeto para todos. Ronald Reagan con su “señor Gorbachov derribe este muro” profetizó la caída del Muro de Berlín.

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Por estos y muchos ejemplos más es que la palabra es indispensable y más cuando la misma palabra se convierte en acción.

Por eso digo como San Agustín “Estas no son palabras son hechos”…

José Dionisio Solórzano / @jdsolorzano

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