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El vicepresidente ejecutivo, Nicolás Maduro, recibió hoy, en la sede de la Vicepresidencia, a los familiares de las víctimas del 11 de abril de 2002. Desde allí, Maduro advirtió que no puede haber impunidad. «La ley tiene que caer con todo su peso sobre esos criminales», dijo, y agregó que «la impunidad deja la puerta abierta a la traición».
Sentenció que los imputados por los sucesos de Puente Llaguno, «estuvieron incursos en uno de los crímenes más graves de los últimos 100 años en la historia Venezuela». Puntualizó, además, que existen pruebas de que en el golpe de Estado, actuaron personas en coordinación con la embajada de los Estados Unidos en Venezuela, en tiempos de la administración de George Bush.
Representantes de los fallecidos y personas que resultaron con impedimentos físicos a causa de los impactos de bala, solicitaron que no se otorgue la medida de amnistía a Iván Simonovis. A su juicio, éste debe cumplir la sentencia máxima, equivalente a 30 años, que le fue impuesta por su supuesto vínculo con los hechos ocurridos en 2002.
Maduro, por su parte, aseveró que «los que se dicen que fueron de izquierda y ahora están en la derecha, fueron cómplices, y todavía lo son cuando llaman presos políticos a quienes no lo son». Asimismo, señaló que el Gobierno Nacional, 11 años después recuerda esa fecha «con dolor».
«Una cosa es la confrontación política de ideas, la confrontación y lucha que ha habido en algunos momentos históricos, que ha llevado a algunos venezolanos a tomar las armas, para luchar de distintas maneras, en distintos bandos, por sus creencias, por sus ideas. Otra es premeditar crímenes de hombre y mujeres inocentes para justificar golpes de Estado, como ocurrió el 11 de abril», aseguró el Vicepresidente.
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También expresó que «ojala cese la censura y el veto que hay contra las víctimas del 11-A (…) y los medios de comunicación escritos, radiales y televisivos, de todo el país, abran un poquito su corazón a la verdad. Porque por estos hombres y mujeres, aquí no hay un Pinochet».