Una protección exagerada de los padres puede provocar más ansiedad en los hijos y provocar obesidad, pues hay niños que buscan mitigar su estrés a través de la ingestión de alimentos, concluye un estudio de la Universidad de Oporto, Portugal.
La investigación, cuyos resultados preliminares fueron publicados por la facultad de medicina de esta universidad, subraya que estos riesgos son mayores entre las niñas, porque tienen mayor tendencia a canalizar el estrés a través de los trastornos alimentarios.
La actitud superprotectora genera miedo e inseguridad en los menores y, consecuentemente, aumenta el cortisol, la hormona del estrés, por lo que estos buscan diferentes estrategias para combatirlo.
"Los datos sugieren que, cuando existe esa vinculación insegura, los niños tienden a exteriorizar el comportamiento, volviéndose agresivos, por ejemplo, pero las niñas parecen interiorizar las emociones, comiendo", explicó en un comunicado la principal investigadora del estudio, Inés Pinto.
El estudio advierte que estos comportamientos entre las niñas pueden derivar en enfermedades como la bulimia y deben ser combatidos con terapias psicológicas para corregir los hábitos y actitudes, y aprender a lidiar con las emociones.
Así, la investigadora recomienda nuevos métodos para combatir la obesidad infantil, que tengan en cuenta también la salud mental, sobre todo cuando se observa una personalidad introvertida y el exceso de peso.