Los padres estarían genéticamente diseñados para ofrecer cierto tipo de educación a sus hijos

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Normalmente se estudian los efectos del estilo de crianza en los hijos y no a la inversa.

Además, los padres suelen recibir multitud de consejos sobre como criar a los niños, como si éstos fueran todos iguales y fuera posible tener un manual de instrucciones sobre la educación, aplicable a todos los casos.
Científicos de la Universidad Hebrea de Jerusalén se han interesado sin embargo por una cuestión de la crianza que hasta ahora no ha sido muy atendida: el papel que juegan los niños en la forma en que sus propios padres los educan.

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Para tratar de aclarar aspectos de esta cuestión, los investigadores revisaron docenas de estudios que abarcaban información sobre más de 14.600 parejas de gemelos, informa la Society for Personality and Social Psychology (SPSP), división de la American Psychological Association de EEUU, en un comunicado. La revisión reveló que la genética de cada niño afecta significativamente al modo en que son criados.
Reut Avinun, una de los autoras de la investigación, explica que, en general “hay mucha presión sobre los padres actuales para que éstos consigan que sus hijos destaquen en muchos aspectos, social y académicamente”.
Pero, “dado que los niños no son una tábula rasa (una tabla en blanco por rellenar), sentí que era importante explorar su papel en este afecto; demostrar cómo los niños pueden afectar a su entorno y, más concretamente, al comportamiento de sus padres (hacia ellos)”, continúa Avinun.

Estudio con gemelos

Con este fin, Avinun y su colaborador, Ariel Knafo, analizaron a gemelos por la siguiente razón: pensaron que si los padres tratan a gemelos idénticos (que comparten el 100% de sus genes) de manera más parecida que los padres que tratan a gemelos no idénticos (que comparten el 50% de sus genes), eso significaría que los genes de los hijos tienen algo que ver en la forma de criarlos.

En concreto, los científicos revisaron 32 estudios sobre gemelos, para constatar que las características genéticamente influenciadas de los pequeños sí afectan al comportamiento de sus padres hacia ellos.

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Según las estimaciones realizadas, de hecho un 23% de las diferencias en el modo de crianza aplicado a cada hijo es achacable a su genética particular.

Es decir, que las diferencias infantiles vinculadas a los genotipos provocan respuestas diversas del entorno hacia los niños. Así, por ejemplo, un niño poco sociable será más propenso a que sus padres ejerzan una disciplina dura sobre él, en comparación con un niño más sociable.

Un ejemplo genético concreto 

En otro estudio reciente, el grupo de investigación de Knafo ya había constatado de hecho que los niños (varones) con menos autocontrol son más propensos a experimentar niveles bajos de comportamiento materno positivo.

La investigación reveló que más concretamente que un genotipo particular –una región polimórfica en el gen que codifica para el transportador de serotonina (SERT) – podía predecir tanto los niveles de comportamiento positivo de las madres en la crianza como el nivel de autocontrol de los niños.

“En otras palabras, el nivel genéticamente influenciado de autocontrol de los niños varones afecta al comportamiento de las madres hacia ellos”, explica Avinun.

Avinun y Knafo también han descubierto que el entorno compartido por los niños –socioeconómico, cultural, etc.- supone un 43% de las diferencias en la crianza. Y que el entorno no compartido –diferentes escuelas, amigos, etc.- supone un 34% de esas diferencias.

El papel de la edad

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Los hallazgos realizados refuerzan la idea de que la crianza en una misma familia no necesariamente afecta a todos los hijos de manera similar, pues la educación también depende de la genética de cada uno de ellos.
Asimismo, hay factores que condicionan el alcance de la influencia de la genética en el modo de crianza. Avinun y Knafo constataron, por ejemplo, que la edad del niño es importante.
“A medida que los hijos van aumentando su autonomía, se hace más probable que sus tendencias genéticas puedan afectar a su comportamiento y, en consecuencia, también al comportamiento de los padres hacia ellos”, afirma Avinun.

Implicaciones

Por todo lo descubierto, “la crianza no debe ser considerada sólo en función de las características de los padres, sino como un resultado tanto de los atributos de los padres como de los hijos. Por tanto, puede variar incluso dentro de la misma familia”, señala Avinun. Como los niños nacen distintos, nunca podrá haber un “manual de instrucciones” general sobre su crianza, asegura.
La investigadora concluye que “no existe un único estilo de educación ideal: cada niño requerirá de un entorno diferente para destacar. Así que los padres no deberían invertir mucho esfuerzo en intentar tratar a sus hijos de manera similar sino, más bien, intentar de ser conscientes de las diferencias entre sus atributos, para nutrirlos en función de éstos”.

[Fuente; Agencias]

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