Aunque muchos no lo crean, que los hombres aparenten placer es un fenómeno bastante común.
A quienes han visto la película «When Harry met Sally» seguramente lo primero que se les viene a la cabeza al recordarla es la clásica escena en la que Meg Ryan finge un orgasmo frente a Billy Crystal, mientras comen en un restaurante. En la secuencia, la famosa actriz deja más que claro la facilidad que tienen algunas mujeres para aparentar placer, algo que les ha sido reprochado a lo largo de los años.
Sin embargo, Abraham Morgentaler, un profesor de urología de la Universidad de Harvard, se encargó de derribar la extendida creencia de que son sólo las mujeres las que fingen orgasmos y en su libro «Why men fake it. The totally unexpected truth about men and sex» («Por qué los hombres lo fingen. La totalmente inesperada verdad sobre los hombres y el sexo») muestra al mundo que los hombres también lo hacen.
Con más de 25 años de experiencia en atender problemas sexuales y reproductivos masculinos, Morgentaler afirma haber «visto y oído casi todo». No obstante, en la introducción de su libro reconoce que cuando uno de sus pacientes entró a su consulta y le confesó que fingía orgasmos con su pareja, «tuve que asegurarme de que lo había escuchado bien».
«Una vez que pasé de la pregunta práctica sobre cómo lo hacía David (el paciente) para fingir, lo que realmente me interesó fue por qué un hombre lo haría», señala el urólogo. Y la respuesta que obtuvo realmente lo sorprendió.
«La respuesta de David fue simple y emotiva. Él estaba enamorado de Sarah y simplemente estaba intentando hacer lo que él creía que era correcto para ella», explica Morgentaler.
Y tal como lo hizo David, muchos otros hombres le revelaron los detalles más íntimos de sus vidas, historias que el urólogo decidió compartir en su libro porque -afirma- «he llegado a creer que lo que pensamos que sabemos respecto a los hombres, el sexo y las relaciones es totalmente incorrecto. La verdad es que no sabemos casi nada».
Las razones detrás de la simulación
Según Morgentaler, es evidente que algunos hombres se portan mal con sus mujeres y la sociedad tiene la tendencia a centrarse en ese mal comportamiento de unos pocos. Sin embargo, el especialista asegura que «por cada hombre que se porta mal, puedo darles 10 que son dedicados». Según informe21.com
«Cuando los hombres comparten sus más íntimas historias sobre sexo y relaciones, lo que he oído en varias ocasiones es un decidido esfuerzo de ser lo que creen que sus parejas quieren que sean: responsables, confiables, fuertes», señala el urólogo, y agrega: «Una vez que los hombres tienen una relación, al parecer se preocupan más de sus parejas que de ellos mismos».
En otras palabras, lo que Morgentaler descubrió es que los hombres fingen orgasmos por razones similares a las de las mujeres. «Es en realidad una forma de bondad. Están preocupados de dejar que la otra persona sepa que ha hecho un buen trabajo», dijo el especialista en una entrevista a la revista Salon.
El urólogo también señaló al mismo medio que aunque muchos no lo crean, que los hombres aparenten placer es un fenómeno bastante común, y para graficarlo relató la siguiente anécdota:
«Cuando tuve la primera copia de mi libro, fui a un restaurante para mostrárselo a un amigo. Estábamos sentados en el bar y había un grupo de personas justo al lado de nosotros que vieron la cubierta, y una mujer dijo: ‘¿Fingirlo? No puede ser sobre fingir orgasmos, porque los hombres no pueden hacer eso’. Un hombre que estaba con ella dijo: ‘Por supuesto que pueden. Yo lo he hecho muchas veces'».
A juicio de Morgentaler, esta realidad se debe a que «no es fácil ser un hombre en estos días, sobre todo un hombre sexual». «Los cambios sísmicos en nuestro paisaje social han fracturado la era de la dominación masculina (…) En la actualidad hay muchas menos oportunidades para que los hombres se sientan poderosos y varoniles», sostiene en la introducción de su libro.
Y para ejemplificarlo, relata la historia de Mara y George, una pareja de 32 años con dos hijos, que un día llegó a visitarlo a su oficina. Su problema era que ella consideraba extraño que él no quisiera tener relaciones más de una o dos veces a la semana, e incluso pensaba que le estaba siendo infiel.
«Doctor, pensé que los hombres siempre querían tener sexo», le dijo la mujer al urólogo, quien luego examinó a George en privado. Allí el esposo le confesó que su negocio estaba pasando por un mal momento, que estaba estresado y que algunas de las veces que tenía sexo con Mara, sólo lo hacía para dejarla feliz.
«La idea de que un hombre tenga sexo con una mujer para su beneficio y no el de él, va en contra de la historia tradicional sobre el macho sexual egoísta que sólo busca su satisfacción. Sin embargo, no hay nada inusual en la historia de George. Las mujeres siempre han tenido expectativas de sus hombres y ahora esas expectativas han cambiado a la habitación», afirma el urólogo. Y añade:
«Es difícil para los hombres. El mundo está cambiando rápidamente, y la desinformación sobre la sexualidad masculina, lleva a muchos hombres a tener ansiedad, baja autoestima y conflicto en las relaciones».
Por esta razón, Morgentaler espera que su libro y las historias que aparecen en él, muestren de una forma más realista y amable, cómo son los hombres y la forma en que trabajan sus mentes. «Las lectoras estarán felices de saber que existen hombres buenos allá afuera. Y los lectores tendrán el consuelo de saber que no están solos. La verdad es que los hombres son mucho más interesantes y complejos de lo que jamás hubiésemos creído», concluye.