Los últimos reductos gadafistas organizados en Trípoli plantan su última defensa y con una retirada ordenada tratan de evitar la captura de sus últimos combatientes al sur de la capital, mientras en Al Zuara en la ruta costera a Túnez prosiguieron hoy los enfrentamientos.
Los francotiradores continúan hostigando a la población y los milicianos y hoy resultó alcanzado en un tobillo el productor español de la empresa Overón, Simón Casanova, proveedora de enlaces satelitales para las cadenas de televisión, cuando trabajaba en el hotel Radison de la capital.
Aunque los rebeldes han tomado el control de la frontera con Túnez, el paso permanece cortado y el Consejo Nacional de Transición (CNT) hizo hoy un llamamiento a los líderes tribales en Sirte (al este de Trípoli, la ciudad del coronel Muamar al Gadafi y su principal bastión antes, y ahora que ha sido expulsado de su palacio en Trípoli, para que la rindan.
El paradero de Gadafi y sus hijos continúa siendo un misterio y sólo cabe especular que esté siendo protegido por quienes ocupaban el último cuartel que la brigada de Hamis, el hijo del coronel que estuvo encargado de las operaciones militares del régimen durante toda la guerra, abandonó tras los últimos enfrentamientos.
El equipo del canal de televisión español Cuatro que accedió al que es considerado el último centro de detención dirigido por Hamis ha encontrado pruebas que pueden evidenciar crímenes de guerra, una crueldad implacable y un número de víctimas difícil de evaluar, pues en un lugar cerrado muchos aparentemente fueron rociados con carburante y luego masacrados.
La brutalidad del trato de los gadafistas a los combatientes rebeldes y a los civiles conducidos a ese siniestro lugar no permite aventurar que los llamamientos al respeto de los derechos humanos sean atendidos, pese a que el CNT afirma que sus combatientes así lo hacen.
Entre otros posibles paraderos de Muamar al Gadafi y su familia están tanto Sirte, como Argelia, donde hoy llegaron seis mercedes blindados, según la agencia egipcia Mena, aunque el Gobierno argelino desmintió esa información.
Sin embargo, las nuevas autoridades establecidas en la capital afirman que no es su primera preocupación, sino que la prioridad es restablecer la seguridad en el país y estabilizarlo, especialmente la sitiada capital, que durante seis meses ha sido bombardeada por la OTAN.
El Consejo Nacional Transitorio (CNT) libio confía en restablecer pronto los servicios básicos dañados en la guerra y en la llegada a Trípoli de 32 barcos con abastecimientos de la coalición internacional de países amigos, entre ellos España, para comenzar la distribución de los suministros esenciales.
El ministro interino Mahmoud Shaman, responsable de Información del CNT, aseguró hoy que disponían para su distribución de 30.000 toneladas de carburante para paliar las necesidades inmediatas y aguardaban más suministros desde los barcos fondeados frente a la costa con combustible, agua, alimentos y medicamentos.
Los revolucionarios estaban preparados para lo peor, incluidos sabotajes y la voladura del puerto por los gadafistas, según explicaron a Efe miembros del equipo de estabilización, que dieron así a entender que tienen más capacidad de afrontar la situación de lo que habían previsto.
El titular de Información del CNT señaló que en dos días podrían repartir a la población lo necesario para cocinar e hizo un llamamiento a los operarios de la refinería de Al Zauiya para que regresen a sus puestos de trabajo y retomen las operaciones del principal punto de suministro de carburante de la capital.
"Al temor de algunos, contesto que en pocas horas se tiene que acabar" y reiteró que controlarán la seguridad.
"Los abastecimientos ya están en su sitio", aseguró el ministro interino, quien recordó que: "Sabemos que unos días antes de la liberación, Trípoli estaba bajo el férreo control de la dictadura; empezamos de cero, sin sociedad civil, pero creo que seremos capaces de hacer lo mejor".
No obstante, fuentes de la seguridad portuaria dijeron a Efe que aún no están completamente aseguradas la totalidad de las instalaciones del puerto, y prueba de ello, es que uno de los barcos en los que habían llegado combatientes procedentes de Bengasi no supieron hasta el último momento dónde podían atracar.
Por la tarde un ferry atracó en el mismo muelle mientras otras embarcaciones fondeaban en el exterior.
EFE