Quizás lo has vivido tú mismo, quizás has visto que le ha sucedido a alguien más: a veces sientes que una persona es en verdad especial, y sólo deseas compartirte en cuerpo y alma con alguien que, sin pensarlo, en pocos días pasa al olvido en tu mente.
Es que no estabas enamorado, sino encaprichado con esa persona. Y es mejor llegar a esa conclusión, aunque lo óptimo sería saber diferenciar cuándo es capricho u obsesión y cuándo es amor. Veamos de qué se tratan estos fenómenos tan fáciles de confundir y malinterpretar.
Las emociones
Las emociones son reacciones naturales del organismo, que busca adaptarse al ambiente, entorno y estímulos. Las emociones son, de tal modo, reacciones psicológicas así como fisiológicas: modifican la atención, propulsan conductas, y también modifican las reacciones y gestos corporales, asociándose a toda la actividad del sistema nervioso central.
Las emociones son duraderas, profundas y verdaderas. El amor, el temor, el odio, son las emociones más concretas y demostrativas de este concepto. Cuando nuestro ser ingresa en un entorno o medio diferente (conoces a alguien especial, entras en un callejón oscuro, sufres un daño, etc.) tu cuerpo y mente reaccionan, modificando sus patrones en relación al nuevo ambiente que has creado, sea temporal o permanente. Estas modificaciones se instauran en tu organismo (corporal y mental), demostrándose como emociones.
Qué son los caprichos o sensaciones
Por otro lado, a veces confundimos las emociones con reacciones fugaces o temporales (a corto plazo), que son las sensaciones. Estas son reacciones muy similares, aunque carecen de profundidad y honestidad. Los caprichos románticos son un buen ejemplo de las sensaciones, aunque no son los únicos.
Las sensaciones son percepciones sensoriales. A nivel de análisis, estos caprichos son similares, en su mecánica, a las percepciones sensoriales (el gusto, el tacto, el olfato, la vista y la audición): son reacciones mentales a estímulos, que poseen una corta duración y que, prácticamente, no producen reacciones fisiológicas extremas o duraderas, a diferencia de las emociones.
La diferencia entre capricho y amor
En lo romántico y en lo social, las emociones son el fundamento de las relaciones verdaderas, valederas y significativas. Las emociones son lo que nos une o nos separa de las personas, del entorno y hasta de nosotros mismos. Aunque su duración es más prolongada, no siempre es permanente; aunque las emociones más profundas buscan serlo.
En cambio, los caprichos nos confunden, haciéndonos creer que tenemos una emoción valedera cuando, en realidad, se trata de un deseo repentino y carente de honestidad emocional. Al igual que los impulsos, que pueden (o no) conducirnos en el camino incorrecto, las sensaciones pueden llevarnos a costas poco afortunadas, a la creación de relaciones destinadas al fracaso pronto, o incluso al desarrollo de emociones negativas y sensaciones duraderas poco benevolentes con nuestro ser.
Por ello, la mejor manera de diferenciar entre un capricho y una verdadera emoción es dejar pasar el tiempo, y someter la situación en cuestión a un análisis a conciencia, escuchando a nuestro corazón antes que a nuestros deseos y a nuestro raciocinio. Así, podrás crear relaciones valiosas y en verdad importantes, sin herir ni salir herido por confusiones evitables.