¿Estaría usted acuerdo, amable lector, en que las islas de Margarita, Coche y Cubagua se conviertan en bases militares operadas por cubanos, chinos, rusos, iraníes y otros aliados de la “revolución” chavista?
El propósito: prepararse para enfrentar las pretensiones del imperio yanqui de apoderarse de nuestras riquezas. Esa posibilidad la asomó el presidente Hugo Chávez durante una visita a la región insular. El proyecto quedó archivado cuando Morel Rodríguez fue reelecto gobernador de Nueva Esparta y reafirmo su disposición de seguir trabajando arduamente para convertir al territorio insular en el principal destino turístico del Caribe.
Sin embargo sectores del oficialismo no se han olvidado del asunto y para lograrlo necesitan un gobernador que obedezca ciegamente las ordenes de Miraflores, si es que lograran imponerse en las presidenciales del 7 de octubre, posibilidad cada día más remota.
En todo caso hay que sacar a Morel del Juego político a como dé lugar. El ministro del Interior y Justicia, Tareck El Aissami lanzó la primera andanada acusándolo de asociarse con empresas para el presunto blanqueo de capitales y narcotráfico. El rechazo de los neoespartanos fue casi unánime y ante esa inesperada reacción el ministro admitió no tener pruebas que sustentaran su denuncia.
Desde Venezolana de Televisión insistieron en la campaña de desprestigio hasta que Morel amenazó con emprender acciones legales contra el ministro de Información y presidente de VTV, Andrés Izarra, si continuaba la acción difamatoria.
Los laboratorios de guerra sucia plantean ahora ir contra la familia de Morel, implicar a uno de sus nietos en narcotráfico, mediante la siembra de drogas y dinero extranjero. Un Aponte Aponte, de esos que abundan en el sistema judicial, se encargaría del montaje y una campaña mediática eficaz procuraría sembrar una matriz de opinión para acabar definitivamente con la carrera política de un gobernador que se dedica a sembrar escuelas, programas sociales y servicios públicos eficientes
Hay sectores del oficialismo que se oponen a esta práctica deleznable y son los que han frenado esta canallada. Piensan que “encochinar” el debate político de esa manera pudiera traerles resultados adversos que atornillarían más al “roblero” en el palacio asuntino.
Quienes promueven la guerra sucia para liquidar moral y políticamente a su adversario, no conocen la idiosincrasia de margariteños y cochenses, enemigos del ventajismo y como buenos espartanos dispuestos siempre a jugársela por una causa justa.
Por: Alirio Bolívar