El periódico británico The Guardian ha publicado un reportaje donde explica las razones de que los seres humanos se decanten por una u otra opción ante las vicisitudes que se le presentan. A continuación hacemos un repaso de las más llamativas.
La vida es un constante ir y venir de decisiones. ¿Es mejor casarse o permanecer soltero? ¿Será preferible tener un gato a tener un perro? ¿Qué opción resulta más satisfactoria: tener hijos o no procrear? A pesar de que algunas de las respuestas a estas preguntas pueden resultar fundamentales en el discurrir personal –a nadie se le escapa que no es lo mismo elegir qué ponerse por las mañanas que cuantificar el número de hijos que se quiere traer al mundo–, no se les suele prestar demasiada atención.
Tener hijos o no tener, esa es la cuestión
Quieras o no quieras tener hijos, la llegada de un bebé al hogar familiar da un vuelco completo a la vida: cambios de pañales, desarrollo gigantesco del afecto, sentimiento de responsabilidad, horas interminables sin conseguir pegar ojo… Para bien o para mal, son muchos los cambios que se producen al traer al mundo a los retoños. Pero, ¿qué grupo social es más feliz: los que tienen hijos o los que no?
Según la información del citado diario, en la etapa romántica de las parejas se registra un nivel de felicidad superior en aquellos que no tienen responsabilidades a su cargo y pueden dedicar todo su tiempo a su media naranja. Así lo afirma Jacqui Gabb de la Open University’s Enduring Love Project, que se dedica a investigar los factores que consiguen que las relaciones sean duraderas a lo largo del tiempo. Al parecer, lo que permite que las parejas estallen de júbilo es poder dedicarse más el uno al otro, y para Gabb resulta fundamental que los padres tomen ejemplo de ellas y establezcan un plan ‘sin niños’ con el que poder evadirse de vez en cuando.
Pero hay un pequeño matiz en esta investigación. Aunque las madres están menos satisfechas con su vida amorosa que las mujeres que no tienen hijos, este grupo es el más feliz de todos en términos generales. Sin embargo, las cifras registradas en cuanto a los hombres dejan claro que, para ellos, tener o no descendencia no resulta determinante para calcular el nivel de satisfacción en sus vidas: los datos no presentan marcas destacables.
Perro o gato, una cuestión ‘histórica’
Según publica The Guardian, que te decantes por sacar a pasear a diario a un perro o prefieras la comodidad de un gato no responde únicamente a gustos personales, sino también a una cuestión ‘histórica’. Los perros fueron domesticados antes de que los humanos inventaran la agricultura y dejaran de ser nómadas. Su supervivencia dependía de la habilidad que tuvieran para mantenerse cerca de los humanos y, aunque son animales territoriales, su concepto de territorialidad es altamente flexible: el territorio del perro está donde esté su dueño.
En la parte opuesta se encuentran los gatos, que fueron domesticados cuando se comenzaron a construir asentamientos en Oriente Medio –la mayoría de las veces para mantener bien lejos de las casas roedores y otros animales indeseados–. La supervivencia de estos mininos, a diferencia de los perros, respondía a su capacidad para encontrar alimento en el entorno del hogar. Esta es la razón de que los felinos sean tan territoriales y defiendan su zona contra viento y marea.
Las grandes diferencias entre ambos tipos de mamíferos desvelan la imposibilidad de determinar cuál de ellos es mejor o peor compañero, pero sí se refleja que los dos causan efectos positivos en sus dueños. “Los datos muestran que los perros y los gatos proporcionan experiencias similares a sus propietarios de sentimientos y empatía”, asegura Peter Pongrácz, del Family Dog Project en Budapest. Además, la salud de los humanos que tienen este tipo de mascotas mejora, y los niños que han estado en contacto con ellos desde bebés desarrollan menos enfermedades respiratorias y de oído.
Solteros vs casados: eternos rivales
Por irritantes que a los solteros les parezcan las parejas casadas –siempre con las fotos de la boda por bandera regalándose muestras de amor por doquier–, los que han unido sus vidas a través del matrimonio o viven en pareja tienen una razón más para darles envidia a los que (por ahora) no han encontrado a quien encaje en sus corazones: la salud. Según publica The Guardian son muchos los estudios que han encontrado una relación entre el hecho de convivir con la persona amada y el de tener un menor riesgo de padecer enfermedades como la diabetes, problemas respiratorios o insuficiencias cardiovasculares.
Estos datos son más acusados en el caso de los hombres que en el de las mujeres, aunque ellas sean las que se mantienen más en forma una vez que han pasado por el altar o viven en pareja. “Como término medio, la gente con relaciones de pareja duraderas tiende a llevar un estilo de vida más saludable que los solteros”, afirma George Ploubides, de la University College de Londres. Según este experto, las personas que comparten sus vidas acumulan mayores ingresos económicos, llevan una vida social más activa y se pueden enfrentar juntos a situaciones adversas.
Pero no todo iba a ser color de rosa para los emparejados. Si miras a tu alrededor, es posible que encuentres a quien sin tener pareja esté esplendoroso y sin problemas aparentes. Esto es porque también existen relaciones amorosas destructivas que pueden hacer de la soltería la mejor de las aliadas. Tal y como recuerda el citado diario británico, un estudio llevado a cabo en Reino Unido desveló que un total de 9011 funcionarios relacionan un amor estresante con un mayor riesgo de enfermedad coronaria; mientras que otras investigaciones aseguraban que el divorcio aumenta temporalmente las probabilidades de muerte por cualquier causa.
Fuente: [elconfidencial.com]