Las momias más antiguas del mundo son chilenas: bien conservadas y con misteriosas historias

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Quizás cuando oyes la palabra «momia», piensas en alguna película de terror o en el antiguo Egipto. Pero hay momias que están más cerca de lo que imaginas y, aunque menos famosas, son incluso más antiguas que las egipcias.

“Más antiguo que momia de Chinchorro”, es una frase que podrías decir. Es que hace algún tiempo se reveló que estas momias encontradas en las cercanías de Arica son, efectivamente, las más antiguas del mundo. Pero no sólo en la cultura egipcia o la de Chinchorro se dedicaron a preservar cuerpos. En distintas partes del mundo se encuentran momias, que cuentan las historias de nuestros antepasados y sus costumbres, por lo que en El Definido hemos decidido seguir el rastro de algunas que podemos hallar en Chile.

El niño sacrificado en El Plomo

Apenas el 1 de febrero pasado, se cumplieron 65 años desde que fue descubierto el niño del Cerro el Plomo, por los exploradores Luis Guillermo Chacón, Gerardo Ríos y Jaime Ríos. Fue el primer descubrimiento de esta naturaleza realizado en el país y hoy en día se encuentra en el Museo Nacional de Historia Natural (MNHN). Destaca por haberse encontrado en las cercanías de Santiago y pertenecer a la cultura inca que llegó a nuestro valle central.

El niño del Cerro el Plomo es un pequeño de alrededor de ocho años de edad, que fue enterrado vivo a 5.400 metros de altura en la ceremonia de Capacocha, un ritual religioso de los incas en honor al dios Inti (Sol). De acuerdo al MNHN, la Capacocha fue una de las ceremonias incas más importantes, la cual se celebraba en época de cosechas. En el cerro El Plomo se pueden encontrar unas estructuras llamadas pircas, en las que se practicaban ceremonias de dos tipos, las que involucraban solo ofrecimientos de objetos, y otras en las que se realizaba una ofrenda humana, la que era sepultada con un rico ajuar, como en este caso.

De acuerdo al MNHN, los niños ofrendados eran vestidos y arreglados especialmente para ese momento, para luego ser adormecidos mediante la ingesta de chicha de maíz y depositados en la fosa junto a los demás objetos ceremoniales. Suena cruel para nosotros hoy en día, pero además de las diferencias con esta antigua cultura, debemos considerar que acorde a la creencia inca, los ofrendados no morían, sino que se reunían con sus antepasados para velar por las aldeas y provincias del Imperio.

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Otra característica de este cuerpo momificado, es el sorprendentemente buen estado en el que fue hallado. Esto se debe a que las fosas ceremoniales se cerraban herméticamente, y la de este niño en particular fue cerrada con piedra laja, técnica usada antiguamente para conservar alimentos. Se cree que durante los cinco siglos que el cuerpo estuvo enterrado en esa cámara excavada en el suelo congelado, se habría sometido a un proceso de liofilización natural, que consiste en la deshidratación que ocurre en condiciones especiales de temperatura y presión.

Gracias a la liofilización, el elemento congelado pierde su agua sin intervención de altas temperaturas, y es por eso que se mantienen sus propiedades químicas, físico-químicas y bioquímicas. Hasta el día de hoy, el cuerpo del niño se mantiene aislado del público que visita el MNHN, ya que se conserva en una cámara refrigerada con una temperatura fluctuante entre -2° y -4° C, y de esta manera se logra mantener este tesoro arqueológico de nuestra región. Aun así, si quieres conocerlo es posible ver una réplica que sí es exhibida al público.

Ata, ¿el extraterrestre?

En Atacama se encontró un esqueleto momificado que por años fue confundido con el cuerpo de un extraterrestre, hasta que el año pasado un estudio reveló que correspondía en realidad a una niña recién nacida con diversas mutaciones genéticas. Sin embargo, ese mismo estudio fue puesto en cuestionamiento por otro grupo de investigadores más adelante.

El cuerpo de Ata, el nombre que recibió la joven momia, fue encontrado hace alrededor de quince años en Atacama, fue preservado y posteriormente vendido pasando de mano en mano por el mercado negro, hasta terminar en Londres. Los amantes de las teorías conspirativas especularon por años sobre su origen extraterrestre, al ser su cuerpo muy pequeño (apenas 15 centímetros), pero con huesos de una madurez que correspondía a seis u ocho años. Además, tenía menos costillas de lo normal y un cabeza coniforme. Las investigaciones lideradas por el profesor de la Universidad de Stanford, Garry Nolan, revelaron el que pensamos que era el fin de la historia de Ata: que se trataba de una recién nacida que habría nacido muerta o habría muerto poco después de nacer, con mutaciones que causaron deformidad facial, enanismo y envejecimiento acelerado.

Pero la historia de Ata, increíblemente, no terminó ahí. La Universidad de Otago, Nueva Zelanda, codujo una nueva investigación que ponía en duda los descubrimientos del estudio de Nolan. Pero no, lamentamos decepcionarte, esto tampoco significa que Ata sea extraterrestre. La profesora de Otago, Sian Halcrow, dirigió junto a colegas de Estados Unidos, Suecia y Chile, la investigación que no halló evidencia de las anomalías que habría informado el estudio de Stanford, ya que aquellas características supuestamente anormales serían parte del desarrollo esquelético normal de un feto y las mutaciones genéticas identificadas eran posiblemente una coincidencia, según informaron.

Según los autores de la nueva investigación, la situación de Ata evidencia que los estudios deben tener un enfoque interdisciplinario para no saltar a conclusiones apresuradas, sumando a expertos que van desde el ámbito de la medicina y la genética, hasta la arqueología y la historia, para incluir aspectos culturales a un hallazgo de este tipo.

¿Cuál es la conclusión final sobre Ata, entonces? Al parecer se trataría simplemente de un feto producto de una pérdida, el cual, por su extraña forma y características, fue momificado y preservado, para luego ser expuesto a titulares noticiosos y diversas investigaciones. En cualquier caso, su origen sería el planeta Tierra y su historia quedará para la posteridad.

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Las más antiguas del mundo son chilenas

Museo de Arte Precolombino

No podríamos terminar esta nota sin hacer una mención a las momias más antiguas del mundo, las cuales fueron descubiertas nada menos que en nuestro territorio. Se trata de las momias de Chinchorro, un pueblo de pescadores sedentarios, que vivieron hace unos 10 mil años en la costa del desierto de Atacama, y que habrían practicado la momificación artificial al menos dos mil años antes que los egipcios, hace 7.400 años (hace un tiempo te contamos que incluso están postulando a ser patrimonio de la humanidad).

El año 2016 se estudió su ADN mediante escáneres que ayudaron a identificar qué rastros genéticos están presentes en los chilenos de hoy, para así poder reconstruir su fisonomía, según reportó entonces Biobío. Quince momias, principalmente niños y fetos, fueron escaneadas en diciembre de 2016 en la clínica Las Condes, en Santiago.

Hoy sabemos que la cultura Chinchorro poseía un gran conocimiento de la anatomía humana, lo que demostraron al crear un complejo sistema de momificación, siendo la propia familia quien construía la momia, según explicó a Biobío la antropóloga Verónica Silva. El cementerio chinchorro más famoso se ubica entre las ciudades de Arica y Cobija, donde se hallaron los restos de las denominadas “Momias Negras”, que fueron llamadas así ya que los cuerpos estaban cubiertos con una capa de manganeso negro, un metal parecido al hierro. Según el medio internacional, si bien se desconoce por qué los chinchorro momificaban a sus muertos, es posible que creyeran en una vida en el más allá, o quizás desastres naturales como terremotos y El Niño los llevaran a practicar estos rituales.

Si quieres conocerlas mejor y te encuentras en Arica, te recomendamos que no dejes de visitar el museo del Sitio Colón 10, perteneciente a la Universidad de Tarapacá. Pero si te encuentras en la zona central, no es necesario que viajes a Arica para saber más de ellas, pues también puedes encontrar a cuatro momias en el Museo de Historia Natural de Valparaíso, el cual además posee una colección digital que recopila más información sobre ellas.

Mundos antiguos bajo nuestros pies

¿Te entusiasmaste con la idea de conocer más sobre nuestra historia prehispánica, las momias y los rituales de los pueblos que solían habitar nuestro territorio? No se trata precisamente de momias, pero tanto elMuseo de Arte Precolombino como el Museo Nacional de Historia Natural, nos ofrecen de manera permanente información sobre estos temas.

Por ejemplo, en la avenida 21 de mayo en Arica, donde hoy en día se encuentra un supermercado, existía un cementerio prehispánico que fue descubierto durante la construcción del local. Y Santiago, por su parte, también tiene su pasado prehispánico, pues distintos grupos humanos habitaron la ciudad antes de la llegada de los españoles, destacando entre ellos el Imperio Inca (como te contamos en esta nota). De hecho, el Cementerio Incaico de la Quinta Normal se encuentra en el sitio en el que hoy se halla el Museo de la Memoria. Este se descubrió el año 2001 gracias a los trabajos de construcción de la estación de metro Quinta Normal, en la intersección de las calles Matucana y Catedral.

Por otro lado, el cementerio de bóvedas de La Reina (actual Parque Mahuida), fue excavado y estudiado en 1947 por quien luego fue nombrada directora del MNHN, Grete Mostny. La doctora planteó que, dadas las características de los entierros que encontró, éstos habrían pertenecido a individuos de la élite incaica. Y por si fuera poco, en el Cerro San Ramón, se halló en septiembre de 2016 un complejo monumental de pircas, asociado a una roca ceremonial, todo esto en el área llamada justamente Portezuelo del Inca. El arqueólogo del MNHN, Rubén Stehberg, quien encabezó la expedición, señaló entonces que el hallazgo comprueba su hipótesis de que los incas convirtieron en un sitio sagrado toda la Quebrada de Ramón partiendo por su base, donde se encontraban los Baños termales de Apoquindo y se sitúa el actual Hospital Diprema.

Nuestra historia, sin duda, viene de mucho antes de que los españoles llegaran a nuestro territorio, y todos estos hallazgos arqueológicos, momias y sitios de adoración, nos hablan de las costumbres y cultura de nuestros ancestros, quienes al parecer eran muy inclinados a los rituales religiosos, a las ofrendas y la momificación de cuerpos, con la fuerte creencia de una vida después de la muerte. Seguramente, mucho más se irá revelando en investigaciones futuras, pues los descubrimientos no dejan de aparecer.

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