Las legislativas podrían llevar a Estados Unidos a 2 años de parálisis política

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Un país sin mayorías estables, como se esperaba, es la radiografía que aportarán las elecciones legislativas en Estados Unidos. Todo indica una ajustada lucha entre demócratas y republicanos por el control del Senado, principal objeto de batalla de estas elecciones. Además, en Georgia y Luisiana será necesaria un segunda vuelta si ningún candidato llega al 50 por ciento de los votos.

Las encuestas seguían pronosticando que los republicanos quitarían a los demócratas la mayoría en el Senado (además de aumentar la que ya tienen en la Cámara de Representantes), aunque de ocurrir, como también habían venido coincidiendo los sondeos, será por la mínima. Igualmente los demócratas, de conservar finalmente el control del Senado, lo harán por muy escaso margen. Hasta hoy, había 55 senadores demócratas y 45 republicanos; a estos les bastaba una ganancia neta de seis puestos.

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Los bandazos de mayorías políticas en Estados Unidos se han precipitado en la última década, lo que ha condenado al país a cierta inestabilidad política. En 2006 los demócratas ganaron el control de las dos Cámaras, con George W. Bush en la presidencia. La Casa Blanca cambió de color político en 2008. En 2010, Obama vio cómo los republicanos obtuvieron la mayoría en la Cámara de Representantes.

Incluso aunque ahora los republicanos tomen las riendas del Senado, podrían volver a perderlas en 2016 si el viento sopla a favor de los demócratas con la candidatura de Hillary Clinton en las presidenciales. Pero Clinton difícilmente tendría a su favor a la Cámara de Representantes: el ligero avance que los republicanos esperaban en ese hemiciclo (hasta hoy tienen 234 escaños, frente a 201) hace difícil un cambio de mayoría dentro de dos años.

Tanto si a partir de ahora Obama tiene que lidiar con la hostilidad de las dos cámaras del Congreso, como si los demócratas retienen por la mínima la mayoría en el Senado, lo previsible son mayores desavenencias entre la Casa Blanca y el Capitolio. Eso puede acentuar la parálisis institucional ya vivida en Estados Unidos desde las elecciones de medio mandato de 2010, que significaron el triunfo delTea Party dentro de las filas republicanas.

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El Tea Party se desinfla

En estas elecciones, no obstante, el maximalismo del Tea Party ha perdido fuerza (no tuvieron especial éxito en las primarias), y los republicanos afrontan con cierto propósito de pragmatismo los dos años que quedan hasta las presidenciales. Su comportamiento en el Congreso afectará a las posibilidades electorales de quien sea presidenciable.

El interés del recuento se centrará esta noche en los estados en los que el voto para el Senado se presenta más disputado. Los republicanos necesitan ganar seis escaños hasta ahora en manos demócratas. Ya durante la campaña se dieron por seguros Virginia Occidental, Montana y Dakota del Sur. Pero como podían perder Kansas y quizás Georgia, la victoria es necesaria en al menos cinco de una lista formada por Colorado, Iowa, Luisiana, Alaska, New Hampshire, Carolina del Norte y Arkansas.

Además de las elecciones al Senado y la Cámara de Representantes, hoy también se eligen 36 de los 50 gobernadores de los estados. Si en Luisiana ningún candidato a senador o gobernador alcanza el 50 por ciento de los votos, tendría que haber una segunda vuelta el 6 de diciembre. Lo mismo ocurriría en Georgia, el 6 de enero.

Fuente [Abc.es]

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