Los expertos coinciden al afirmar que las separaciones de los padres siempre traen consecuencias psicológicas a los hijos. Muchas veces la continuidad de la pareja no es posible porque perjudicaría más que el hecho de que sigan juntos. Cuando no queda otro remedio, o es la solución menos mala, los expertos coinciden en defender unas pautas concretas para evitar el sufrimiento de los menores todo lo que sea posible. El psiquiatra Paulino Castells publica el libro «Crecer con padres separados», donde hace un repaso a todo lo que concierne a la separación y a los niños.
—¿Cada vez se separa más gente?
—Prácticamente estamos ante un empate técnico… ya que por cada relación que se formaliza se separa otra que ya estaba formalizada. Obviamente, a esta situación influye el «respaldo social» a que las parejas se separen, como algo que ya entra dentro de una supuesta «normalidad»… Y no olvidemos que abundantes parejas que formalizan ahora su relación ya tienen en su biografía familia separaciones de padres, abuelos, etc., todo lo cual, de alguna manera condiciona, el futuro proyecto matrimonial.
—Parece claro que lo mejor para los niños es que sus padres no se separen, pero cuando la convivencia se hace insostenible, ¿es el remedio menos malo?
—En mi consulta de psiquiatría familiar veo relaciones de pareja de todos los colores, desde los que van casi teñidos de sangre por la tremenda virulencia que se derraman entre sí los padres, hasta los que aparentan que «no pasa nada» pero se acribillan a humillaciones de la peor bajeza. En estos casos, cuando vemos que es imposible mejorar sus relaciones y se están afectando severamente los miembros de la familia, lo mejor es que pongan distancia por el medio.
—¿Cómo afecta a un niño que sus padres se separen?
—En mi libro lo explico detalladamente, edad por edad, y el lector encontrará una información muy completa de cómo el niño expresa su desolación, su ansiedad o sus miedos, y la forma de mitigarlos en lo posible. No quiero ponerme ninguna medalla, pero no creo que en el momento actual en el mercado librero haya un libro tan completo como «Crecer con padres separados».
—¿Recomienda que, en la medida de lo posible, los padres sigan haciendo planes que incluyan a la familia que existía antes y que ha dejado de funcionar como tal?
—¡Sin duda! Nunca hay que olvidar a la familia extensa, la de origen, ni marginar a los parientes de las mismas: abuelos, tíos, sobrinos, etc. Me resulta muy penoso escuchar en la consulta a abuelos que se quejan de que llevan años sin poder ver a sus nietos… Los niños agradecen todo lo que sea «recomponer» en lo posible la familia en que convivían antes.
—¿Cómo se explica a los hijos que los padres se han separado?
—Con mucha comprensión y una gran dosis de cariño. Siempre pensando en el bien de los hijos, no en las desavenencias entre los padres, por más razonables que sea. En el libro describo todo un protocolo para hacerlo de la mejor manera… Y no olvidemos que los motivos de la separación es cosa de dos, casi a partes iguales.
—¿Qué opina de las custodias compartidas?
—Es la mejor fórmula y de alguna manera «recuerda» la estructura de la anterior relación no fracturada. No obstante, y también lo describo con gran detalle en el libro, no siempre es factible… porque tiene sus pros y contras.
—¿Qué consejos le daría a aquellas parejas que, no teniendo problemas graves, están pensando ahora mismo en una separación?
—Que acudan a un buen profesional: psiquiatra, psicólogo, etc. O incluso a un amigo de gran confianza, que también puede ser un profesor de la escuela de sus hijos o un religioso. Que se informen detalladamente de lo que se van a encontrar con la separación y, para ello, permítame que les sugiera un librito que escribí hace unos años titulado «En pareja» (Planeta), que quizá les abra los ojos y desistan de su proyecto…
Fuente [Abc.es]