Las adolescentes, cada vez más atrevidas al vestirse

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A menudo, los padres no aprueban el estilo de vestir de sus hijos adolescentes: pantalones caídos, ombligos al aire o faldas excesivamente cortas forman parte de su indumentaria habitual y provocan un conflicto que los expertos aconsejan resolver a través del diálogo y no de la oposición radical.

faldas

La mejor manera de actuar es dialogar con ellos, ayudarles a buscar su identidad en el modo de vestir y evitar que caigan en comportamientos grupales ajenos a lo que realmente les gusta, según indicó lavanguardia.com

Este es uno de las seis «consejos clave» recogidos en el documento «Adolescentes: mostrar el cuerpo por primera vez», con el que Superpadres.com, la universidad de padres online, pretende ayudar a padres y madres en la difícil tarea de educar.

A los hijos hay que hacerles entender que la ropa es una forma de mostrar respeto a los demás y que hay determinadas circunstancias sociales que nos exigen unas normas, también en el modo de vestir, pero siempre «justificando nuestras razones», señala Coti Coloma, psicóloga y coordinadora pedagógica de Superpadres.com.

Para los adolescentes, la ropa se convierte en un medio de comunicación y en una manera de expresar su personalidad, que se está formando.

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Es el caso de la hija preadolescente de Águeda, «fascinada por ciertos personajes televisivos dirigidos hacia la sexualidad». A ella le gustaría invertir esa tendencia que le está surgiendo de «vestir de una manera impropia para su edad».

Esta madre aún «gana las batallas» porque su hija, de 10 años, «normalmente va bien vestida», aunque sus gustos apuntan hacia pantalones excesivamente cortos, camisetas de tirantes y muy escotadas y, en general, «ropa apretada». «Me da miedo lo que pueda venir».

Evitar vincular vestimenta y sexualidad es otra de las reglas de oro para los padres.

La ropa que llevan nuestros hijos no está relacionada con sus conductas sexuales: enseñar las piernas, el ombligo o los calzoncillos no son signos de promiscuidad.

José María Serrano, padre de cuatro hijos (uno de 15, dos de 13 y uno de 10), se enfrenta «a una lucha diaria» en casa, porque «a veces se quieren vestir de forma desordenada, pero al final van al sitio porque ven como somos nosotros».

Ponerse en lugar de los hijos también ayuda. «Nuestros hijos quieren parecerse a nosotros y luego pasan unos años queriendo ser todo menos sus padres», asegura Jerónimo García, pedagogo y filósofo especializado en educación.

La imagen corporal es una preocupación para todos, pero aún más para los adolescentes. Elegir su ropa es una decisión importante.

Por ello, según los expertos, la clave está en vestir a gusto y el papel de los padres es recomendar a sus hijos que vistan con naturalidad, «que no se dejen llevar por tendencias o marcas, que se sientan bien consigo mismos».

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Dos chicos y dos chicas tiene Carmen, una habitual de las escuelas de padres, en las que trata de encontrar guías que le ayuden en la educación de sus hijos, que intentan copiar determinadas tendencias, «aunque todavía están controlados».

Esta madre está convencida de que si les educas en la libertad pero jugando con la responsabilidad, «al final la transgresión no es muy grande».

A la hija adolescente de Mayte le gusta vestir con ropa que le haga parecer mayor de lo que realmente es y esa es su guerra. «Estamos en una época en la que vale todo, también enseñar la ropa interior», se queja esta madre que pide a los creadores de moda que no diseñen ropa tan «estrafalaria».

«Buscar el equilibrio entre el sí y el no, pero saber siempre marcar los límites, que son los que ayudan a nuestros hijos a que se muevan dentro del cauce de lo que pensamos que va a ser importante a lo largo de sus vidas», resume García.

Y es que los hijos necesitan límites y los demandan, aunque no lo parezca y a pesar de que a veces «vayan de sobrados».

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