En 1940 Henry Ford dijo: «Recuerden mis palabras, una combinación de avión y auto está por venir. Podrán reírse, pero vendrá».
Tan sólo nueve años después, Moulton Taylor diseñó y voló con su Aerocar, probando la viabilidad de la fantasía de Ford.
Pero apenas se construyeron tres modelos. El sueño de disponer algún día de un vehículo que pudiera ofrecer al mismo tiempo la libertad de volar y circular por las calles continuó frustrado. Al menos hasta ahora.
El diseño por computación, los sensores para evitar obstáculos y la ciencia de materiales han avanzado tanto que las autoridades están ahora muy cerca de dar su aprobación a los autos voladores.
«Desde los hermanos Wright y Henry Ford hemos soñado con combinar el avión con el auto», dice Dick Knapinski, portavoz de la Asociación Experimental de Aviación en Estados Unidos (EAA). «Pero obstáculos culturales, regulatorios y de ingeniería han estado siempre en el camino».
El Aerocar de Moulton Taylor se construyó en 1949.
En julio de este año la empresa Terrafugia, con sede en Boston, presentó su «avión rodante», Transition, en el evento que organizó la EAA en Oshkosh, Wisconsin.
«Tenemos un certificado experimental de la Autoridad Federal de Aviación (FAA) de Estados Unidos, que significa que todavía tiene que mantenerse lejos de zonas pobladas», explica Richard Gersh, vicepresidente de desarrollo de negocios de Terrafugia. «Pero todo está dirigido a obtener una certificación completa», añade.
El Transition, cuyas alas se despliegan del cuerpo del vehículo, tiene también una licencia para ser puesto a prueba en la carretera, pero Gersh enfatiza que su función primaria es la de un avión.
«No creemos que esto sustituya el auto familiar, y siempre tendrás que despegar y aterrizar en un aeropuerto», dice, «pero te da la flexibilidad de conducir al aeropuerto y a tu destino».
Las alas desplegables del Terrafugia se estiran para volar.
Cuando el Transition salga a la venta, lo que podría suceder en dos años, dependiendo de cuánto se tarde en obtener la certificación de seguridad, se venderá a un precio de US$280.000, un poco más barato que un avión Cessna Skyhawk.
El portavoz de la FAA, Les Dorr, dijo a la BBC que si «un auto volador tiene que operar en las carreteras de Estados Unidos, entonces el vehículo debe cumplir los estándares tanto del departamento de Transporte como del de aviación».
«Terrafugia es el único proyecto de certificación de aeronave que ha obtenido una exención o el que hemos definido que cumple los requisitos de certificación tanto para la FAA como la Administración Nacional de Seguridad de Tráfico en Carreteras».
Mirando hacia el futuro, el concepto de Terrafugia, el TF-X, incorporará un sistema de despegue y aterrizaje vertical gracias a las hélices en las alas desplegables, combinadas con una hélice trasera para impulsar el vehículo hacia adelante.
Será un automóvil volador híbrido que podrá alcanzar una velocidad de 320km/h y un rango de vuelo de unos 800 km.
La empresa espera incorporar sistemas de piloto automático y nuevas tecnologías de sensores para evitar obstáculos, para que pueda mantenerse alejado del tráfico, el mal tiempo y espacios aéreos restringidos.
También incluirá un sistema completo de paracaídas en caso de que se produzca un fallo total del motor, y un sistema de aterrizaje automático por si el piloto queda incapacitado.
El auto volador TF-X es un vehículo híbrido de cuatro asientos que despega verticalmente.
Pero Gersh estima que al TF-X todavía le faltan «cerca de diez años» antes de que pueda convertirse en una realidad.
Por su parte, el Centro de Educación y Tecnología Indígena (I-TEC), ha desarrollado el Maverick LSA, un auto todo terreno que puede volar usando una combinación de hélice trasera y paracaídas.
El paracaídas está acoplado a un mástil flexible para evitar que ensucie la hélice trasera.
Por el momento, el vehículo recibe el tratamiento de «auto a piezas» por razones regulatorias, y también cuenta con un certificado especial de vehículo aéreo deportivo ligero.
El Maverick ha sido diseñado para llegar a zonas de difícil acceso.
Stefan Klein, cofundador y diseñador en jefe de la firma eslovaca Aeromobil, empezó a soñar con la idea de los autos voladores después de ver la película francesa «Fantomas se Dechaine», en la que un Citroen DS se convertía en un avión impulsado con cohetes.
Licenciado en la Universidad Eslovaca de Tecnología y ex director de investigación de proyectos para Audi, Volkswagen y BMW en la Academia de Bellas Artes y Diseño, procede de una familia de aviadores y ha invertido unos 20 años en tratar de convertir su sueño en una realidad.
El prototipo que presentó en Montreal en septiembre de este año, es potencialmente lo que espera se vendrá.
Llamado «preprototipo» de Aeromóbil 2.5, tiene alas desplegables que se estiran hacia adelante para volar, logra una velocidad máxima en el aire de 200km/h y tiene un rango de vuelo de 700 km.
Las alas del Aeromobil se desplegan hacia adelante.
Pero la portavoz Tatiana Veberova admite que «todavía no hemos empezado a resolver el problema de la certificación; tenemos un largo camino que recorrer».
El prototipo 3.0 podría estar listo para 2014, explica, y la empresa quiere dirigirlo al mercado estadounidense, donde las regulaciones son más avanzadas que en Europa».
Así que la tecnología está haciendo que los autos voladores sean productos viables para el mercado masivo, y los reguladores están poniéndose al día con la velocidad de desarrollo.
¿Pero estamos verdaderamente listos para ver autos en el cielo?
«Mucha gente todavía tiene miedo a volar», opina Knapinski, de la EAA. «Hay misterio en ello. Eso es parte de su disfrute».
«Conseguir que los autos voladores sean culturalmente aceptados será el mayor obstáculo a superar».
[Fuente:bbc.co.uk]