«La otra sucursal del cielo», por @glimargica

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gliceria gilEl 25 de julio de 1.567, es decir 446 años ha, Don Diego de Losada fundó Santiago de León de Caracas y tomó posesión de ella “en nombre de Dios y del Rey”.

De acuerdo a los mapas o planos encontrados, los cronistas dicen que la ciudad estaba situada entre las quebradas de Catuche, Caroata y el río Guaire.

Como era normal en aquellas épocas, las ciudades comenzaban en un cuadrado donde se construiría luego la Plaza de Armas, o Plaza Mayor, la Iglesia y el Cabildo para que después se fueran asentando los pobladores a su alrededor.

Al principio no se conocían las carretas ni los coches sino las lujosas literas transportadas por sirvientes quienes llevaban en hombros a sus amos por las empolvadas calles donde tiempo después se comenzarían a construir las casas.

Más tarde el obispo concibió la idea de darle nombres a estas vías las cuales al principio fueron bautizadas con nombres de santos o vírgenes.

Es así como para la época de la colonia, Caracas, palabra que proviene de los indígenas, comienza a desarrollarse y como signo de este esparcimiento empiezan a aumentar las calles y se denominan las esquinas cuyos nombres proceden de hechos históricos, sociales, culturales y hasta populares.

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En aquellos tiempos Caracas tenía las características típicas de una ciudad europea modernizada. Era muy normal pasear por los bulevares, andar por sus caminerías y no había mayor placer que ir a alimentar a las palomas en la Plaza Bolívar, así como visitar la Casa Natal del Libertador en la esquina de San Jacinto.

En épocas todavía no muy remotas, por esa deslumbrante belleza arquitectónica se decía que Caracas era “la sucursal del cielo”. El maestro Billo Frómeta, un excelente músico dominicano de nacimiento que la amó intensamente, plasmó en una de sus composiciones… “el cielo y después Caracas, compai”…

Algunos nombres de las esquinas han desaparecido, o han cambiado sus nombres, otras han resistido los embates del tiempo y aún son conocidas de esa misma manera.

La esquina de El Conde, por ejemplo, debe su nombre al Conde de San Javier y al Conde de La Granja, cuyas propiedades estaban en ese punto, muy conocida hasta el día de hoy por todos sus habitantes, en especial por los docentes que deben ir a hacer sus trámites profesionales debido a que allí se encuentra el edificio del Ministerio de Educación.

Hoy en día, además de la capital del país, Caracas es la sede del gobierno, el principal centro financiero, administrativo, comercial y cultural de la nación.

Por sus hermosos techos de tejas, el escritor Enrique Bernardo Núñez la llamó “la de los techos rojos” característica que lamentablemente no volverá a tener.

Por: Gliceria Gil @glimargica

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