El líder de la Alianza ha dicho que no se trató «de un ataque deliberado» y también ha negado que Rusia «esté planeando acciones ofensivas contra la OTAN». Asi lo destaca elmundo.es
Contención, cautela y ponderación en los cuarteles generales de la OTAN tras los misiles que impactaron la noche del martes en una granja del municipio polaco de Przewodow, a escasos kilómetros de la frontera con Ucrania. «No tenemos indicaciones de que fue resultado de un ataque deliberado ni de que Rusia esté preparando operaciones ofensivas contra OTAN», ha asegurado Jens Stoltenberg, secretario general de la Alianza Atlántica, tras una reunión de emergencia con los embajadores de los 30 países aliados.
El objetivo principal de los aliados es mantener la cabeza fría, evitar la escalada y no dar pasos en falso ante uno de los momentos más tensos desde el inicio de la guerra. A falta de las conclusiones de las investigaciones todavía en marcha todo apunta a que se trata de restos de misiles de defensa antiaérea S-300 de Ucrania.
«Los análisis preliminares indican que fue muy probablemente causado por los misiles de defensa aérea ucranianos disparados para defender su territorio», ha detallado el ex primer ministro noruego en rueda de prensa. «No es culpa de Ucrania. Rusia es la responsable total de la guerra en Ucrania. Si no, no estaríamos en esta situación», ha matizado.
Desde el 24 de febrero, día en el que Rusia invadió Ucrania, la Alianza Atlántica ha dejado claro que defenderá cada centímetro de su territorio. Pero también ha repetido que no pondrá botas sobre el terreno. Ese mismo día, los países del Este de Europa invocaron el Artículo 4 del Tratado de Washington, el instrumento que abre las consultas entre los aliados cuando alguno de ellos sienta que su «integridad territorial, seguridad o independencia política esté amenazada». El Artículo 4 puede ser invocado por un solo país y es el paso previo al Artículo 5, la sagrada cláusula de defensa colectiva que solo ha sido puesta en marcha tras los atentados del 11 de septiembre en Nueva York. En esta ocasión, Polonia ha decidido no invocar el Artículo 4.
La guerra en Ucrania se cobra ya las dos primeras víctimas en territorio aliado. Si la semana pasada terminaba con informaciones que apuntaban a que Estados Unidos estaba presionando a Kiev para abrir negociaciones de paz, esta comienza con el conflicto escalando a un nuevo nivel. Si bien será difícil ver al bando occidental entrando en el cuerpo a cuerpo con Rusia en el campo de batalla, los últimos acontecimientos dejan patentes que un mal cálculo, un misil fuera de control o un incidente desafortunado pueden arrastrar a la OTAN a un escenario que no desea.
La UE y la OTAN siempre han mantenido que no son parte directa en el conflicto. La estrategia cocinada en Bruselas ha sido suministrar una ingente cantidad de armamento al Ejército ucraniano con el doble objetivo de que resista el ataque de Rusia y de que llegue lo más fuerte posible a una futura negociación. Con la retirada de los de Putin de Jersón, Bruselas calcula que Moscú ha perdido ya el 50% del territorio conquistado desde febrero.
Pero en paralelo, teme que la mala marcha de la operación militar de Rusia se traduzca en un aumento de ataques sobre la población civil y las infraestructuras civiles. «Ucrania está siendo destruida desde el aire», señalaba recientemente Josep Borrell, Alto Representante de Asuntos Exteriores de la UE, ante la cascada de misiles que han caído en las últimas horas sobre la capital y otras ciudades ucranianas. Según Kiev, fueron lanzados más de 80, muchos de ellos cerca de la frágil frontera con Polonia.
«Una cosa está clara: esto no habría sucedido sin los terribles ataques con misiles de Rusia contra Ucrania», ha afirmado a través de Twitter Mark Rutte, primer ministro neerlandés. «Lo ocurrido en Polonia demuestra la gravedad de la agresión rusa y que sus consecuencias se dejan notar más allá de Ucrania. Lo que está claro es que este incidente nunca habría tenido lugar sin una guerra a gran escala contra Ucrania. Y el único culpable de esta guerra es Rusia», ha coincidido Kaja Kallas, primera ministra estonia.
PRÓXIMOS PASOS
La prioridad es ya esperar a la investigación final para esclarecer al 100% el origen, la trayectoria y el quién está detrás de unos misiles que Polonia asegura que son de fabricación rusa. Francia urgía a primera hora de la mañana la máxima «cautela» sobre el ataque argumentando que «muchos países utilizan el mismo tipo de armas y, por tanto, identificar el tipo de misil no identificará necesariamente quién está detrás de él».
Desde que se produjeron los hechos, ninguna voz había responsabilizado directamente a Rusia. Ni siquiera la propia Polonia, uno de los países más halcones con Rusia en el seno europeo.
La línea que se impone es la de la prudencia. A priori, se abren varios escenarios. Uno que, tras los ataques masivos a todo el territorio ucraniano, los países aliados refuercen su envío de sistemas de defensa aéreos a Ucrania. Pero también el contrario: nueve meses de guerra e incalculables consecuencias socioeconómicos y energéticas están abriendo la caja del hastío en la opinión pública y en no pocos Gobiernos nacionales de la UE. Este sobresalto, en el que la OTAN ha estado un poco más cerca de verse arrastrada al conflicto, puede añadir otro factor de resistencia al suministro de armas de la UE y EEUU a Ucrania.