Las mujeres con obesidad que se someten a una cirugía bariátrica, además de experimentar una reducción de peso considerable señalan también una importante mejoría en su vida sexual, según recogía recientemente un estudio publicado en la revista JAMA Surgery. Pero realmente, ¿hasta qué punto influye la obesidad en las relaciones sexuales?
A pesar de la correlación positiva que se observó en el estudio citado entre la operación de reducción de estómago y las mejoras en el sexo, los investigadores se mostraron cautos con los resultados, a la espera de más estudios e investigaciones que confirmen si realmente los beneficios se mantienen o no con el paso del tiempo. Algo que también sostiene Ana Rosa Jurado, médico, sexóloga y presidenta del Instituto Europeo de Sexología: «Se necesita mucha más evidencia que la de un estudio para determinar si la reducción de estómago puede o no mejorar la vida sexual de las mujeres».
Es posible que la obesidad, comenta la experta, al igual que interviene en otros aspectos de la salud y de la movilidad de las personas, pueda también afectar a la sexualidad. «Tanto en hombres como en mujeres, la obesidad es uno de los factores de riesgo para desarrollar disfunciones sexuales, como lo es de otras patologías», mantiene.
Del mismo modo, Emilia de Dios, jefe de Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Universitario de Móstoles, argumenta que sería necesario investigar también estos hechos en varones y en personas con un nivel de educación más bajo, ya que el estudio estaba centrado en mujeres con un nivel relativamente alto de educación.
«En el comportamiento sexual humano intervienen múltiples factores tanto físicos como racionales y emocionales (estudiados por Masters y Johnson; Kaplan y Levine) así como reacciones fisiológicas, tanto de los genitales como de otros órganos y sistemas corporales que se producen en la mujer durante la respuesta sexual humana (erección del pezón, rubor sexual, espasmo carpopedal, tensión general, contracción del sistema músculo esquelético, hiperventilación, taquicardia, sudoración etc.)», explica de Dios. Por estos motivos, indica, parece evidente que «las pacientes con obesidad y, sobre todo, con obesidad extrema pueden tener disfunciones en su sexualidad».
Obesidad, no de sobrepeso
En cuanto al estudio mencionado anteriormente, todas las mujeres que reportaron mejorías en su sexualidad, tenían obesidad mórbida, su índice de masa corporal estaba por encima de 40 (la media era 44,5). En estos casos, asegura la doctora Jurado, cualquier medida que haga perder peso mejorará la calidad de vida en todos los aspectos. «La sexualidad seguramente mejoró en estas mujeres por la mejora de la salud en general, de la movilidad, de su imagen corporal, de la aceptación por parte de las parejas y el resto de personas de su entorno etc., todo lo cual hace que la mujer se sienta más segura, se acepte y se sienta más deseable», señala.
Pero esta especialista quiere dejar claro que obesidad no es lo mismo que sobrepeso. «El sobrepeso, por sí mismo, no tiene que influir en la sexualidad más allá del problema que presente para la imagen corporal de la mujer. No todas las mujeres con sobrepeso se sienten poco atractivas, y no todas las mujeres con sobrepeso se sienten poco deseables, a pesar de las presiones sociales. Evidentemente, no tiene por qué influir en la respuesta sexual fisiológica de las mujeres», afirma.
En la realidad de las consultas, asegura contundente, las mujeres con sobrepeso no presentan más quejas sobre su sexualidad, salvo que se sientan acomplejadas e insatisfechas con su imagen, bien por su propia actitud ante su cuerpo o bien porque convivan con personas que no las acepten o las presionen de alguna manera, directa o indirectamente. Pero no es sólo una cuestión de kilos, «esto también puede ocurrir en mujeres que no tengan sobrepeso», afirma.
No seguir las modas
Los factores psicológicos y sociales juegan un papel muy importante para la aceptación del cuerpo de cada uno y, por tanto, para sentirse más o menos seguro. La autoestima y el autoconcepto son claves fundamentales.
«Existe una vivencia positiva de la sexualidad que supone una mejora importante en la calidad de vida y en la felicidad de las personas, pero esta vivencia positiva está muy condicionada por la tiranía de las modas, afectando fundamentalmente a la mujer», subraya Jurado.
En el caso de la obesidad, está claro que la pérdida de peso supone una mejoría de la salud en todos los sentidos, incluidas las relaciones sexuales. Pero no pasa lo mismo en el sobrepeso. En este segundo caso, la tiranía de las modas está muy presente en nuestra razón. «Si psicológicamente se sienten presionadas por su imagen corporal, por ellas mismas o por su entorno, pueden presentar problemas de bajo deseo o de anorgasmia por no sentirse libres para expresarse sexualmente, o por sentir vergüenza de exponer su cuerpo o ciertas partes de él», explica.
De este modo, concluye Jurado, sería interesante que «las personas tuviéramos un peso ideal, adecuado a nuestra edad y a nuestras circunstancias, sin que supusiera un riesgo para nuestra salud, pero que no estuviera determinado por las modas».
[Fuente: elmundo.es]