La Liga Árabe preconizó este jueves reforzar el mandato del emisario de la ONU en Siria, Kofi Annan, y presionar al gobierno de Bashar Al Asad con el recurso al Capítulo VII de la Carta de la ONU que abre la vía al uso de la fuerza para frenar la represión que, según una ONG, ha dejado 15.000 muertos desde marzo de 2011.
En tanto, el ejército sirio bombardeaba diversos barrios de la ciudad de Homs y en la localidad de Quseir, en el centro del país, donde sufrió fuertes bajas en los enfrentamientos con insurgentes armados, de acuerdo con un corresponsal de la AFP y una organización siria no gubernamental.
El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), que había anunciado el miércoles haber conseguido autorización de las autoridades y los rebeldes para evacuar a los civiles de Homs, indicó que las negociaciones estaban "aún en curso", de acuerdo con el director de esas operaciones, Jaled Areksoussy.
Para Abu Bilal, un militante consultado el miércoles en Homs, "todos los días muchas personas son heridas por los bombardeos. Pero no podemos hacer nada por ellos, porque no tenemos los medios para cuidarlos", dijo a la AFP en un contacto mediante Skype.
De acuerdo con el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), alrededor de 40 personas han muerto este jueves en diversos puntos del país, en especial en combates registrados en la localidad de Armanaz, en la provincia de Idlib, y en Injel, en la provincia de Deraa.
Estos nuevos episodios de violencia ocurren después que la jornada del miércoles dejara un saldo de 98 personas, incluyendo a 53 civiles.
Según el OSDH, más de 15.000 personas, en su mayoría civiles, han muerto desde el inicio de la revuelta contra Bashar Al Asad, en marzo de 2011.
En tanto, el papa Benedicto XVI lanzó un llamamiento al cese de la violencia en Siria y advirtió del riesgo de un "conflicto generalizado" que podría tener "consecuencias fuertemente negativas para el país y toda la región".
En el plano diplomático, la Liga Árabe pidió una revisión del mandato de Kofi Annan en Siria, para que la comunidad internacional pueda estar "segura" de que las partes en conflicto acaten el plan de paz, dijo el vicesecretario general de la entidad, Ahmed Ben Heli, en unas declaraciones a la agencia rusa Interfax.
El plan de salida de la crisis elaborado por Annan, que incluye un cese del fuego y un diálogo político, se encuentra en punto muerto.
"Para la realización del plan, nos hace falta un nuevo paso por parte del Consejo de Seguridad, con un refuerzo de la presión sobre el régimen sirio. Por eso pienso que podríamos recurrir al capítulo VII" de la carta de la ONU, dijo.
Ese capítulo, que preve medidas militares en caso de amenazas a la paz, había sido invocado el año pasado para dar un mandato a la OTAN para que intervenga en Libia para proteger a la población civil, en una operación que condujo a la caída del régimen Muamar Gadafi.
Rusia y China, que dieron su voto favorable a esa iniciativa en el Consejo de Seguridad, acusaron luego a la OTAN de sobrepasarse en su mandato y, por ello, justifican su negativa a apoyar una acción semejante en Siria, para evitar un "escenario libio" en ese país.
Además, Ben Heli llamó a Rusia a que cese todo envío de armas al régimen sirio. "Toda ayuda a la violencia debe cesar, porque cuando ustedes envían material militar, ayudan a matar gente. Todo eso debe cesar", apuntó.
Rusia niega de forma terminante enviar a Siria armas que puedan ser utilizadas para reprimir manifestaciones contra el gobierno, así como Estados Unidos niega enviar material militar a la oposición.
El diario estadounidense New York Times mencionó el testimonio de peritos de inteligencia en la región según los cuales las armas en poder de los rebeldes sirios fueron compradas por Turquía, Arabia Saudí y Qatar y trasladadas a través de la frontera turca con ayuda de la red opositora en suelo sirio.