Por decirlo de alguna manera suave, de Enero a esta parte Nokia se la ha pegado. Pérdidas de 1300 millones de dólares, apenas 12 millones de smartphones vendidos y sobre todo muchas de las miradas dirigidas a un único punto: Windows Phone.
Windows Phone llegó en su día como el mesías salvador destinado a rescatar el Titanic naufragante que era Nokia despúes de insistir durante años en equipar a sus terminales de alta gama con Symbian. Un cambio de CEO, el abandono de MeeGo y unas cuantas maniobras más daban como resultado este otoño el lanzamiento de un nueva serie de terminales insignia: los Lumia, con una buena recepción crítica y equipada con un más que decente Windows Phone 7.5 Mango. En el CES la apuesta por Lumia se confirmaba con el Lumia 900 y en el pasado Mobile World Congress conocíamos el Lumia 610.
Así que a la vista de estos resultados financieros la pregunta es si Windows Phone ha fallado en los objetivos de la compañía y esta va para abajo y sin frenos o si hay que tener en cuenta otros aspectos relevantes. En primer lugar y como dato importante hay que destacar que en estos 1.300 millones se incluyen 770 millones (un 60%) que han sido destinados a la reestructuración interna de la compañía, teniendo en cuenta despidos y el traslado de fábricas a Asia.
Y luego están, por supuesto, las ventas de Lumia. Para Stephen Elop, el CEO de Nokia, los resultados son agridulces: por un lado en algunos mercados como el estadounidense las ventas han superado con creces las expectativas, pero en algunos otros de Europa, como Reino Unido estas parecen haber resistido un poco más. Los primeros Lumia, el 800 y el 710, se ponían a la venta el pasado Noviembre, con lo cual quizá todavía sea un tanto precipitado realizar una conclusión tajante.
Las ventas de los Lumia van camino de los tres millones y por ahora su principal dificultad es abrirse camino tanto como marca en cuanto a dispositivo como a nivel de sistema operativo con Windows Phone, que aunque ya lleva un tiempo en el mercado pero sigue siendo un gran desconocido para el usario medio que se suele quedar en la dicotomía Android vs iOS.
Por otro lado, la aparente poca confianza de las operadoras en los Lumia sí que puede ser un motivo real de preocupación para la finlandesa y algo que no deberían perder de vista. Básicamente, lo que Nokia está pagando es haber perdido todo ese margen de maniobra y haberle allanado el camino durante tanto tiempo a Android y iOS que ahora gozan de una posición mucho más privilegiada.
Por lo general, creo que es pronto para afirmar que Windows Phone no está funcionando como debería dentro de la estrategia de Nokia. No ha sido desde luego un éxito abrumado, y eso de por sí ya es significativo pero hay que dejar un poco más de margen, quizá para la siguiente evaluación trimestral habrá que volverle ponerle la lupa a Lumia para si lo consideramos como un como un nuevo elemento dentro del tablero de los smartphones o avisarle a Nokia de que tiene que empezar a preocuparse.