El Consejo Nacional Electoral, a través de una de sus flamantes
rectoras, le ha pedido al candidato presidencial de la Unidad,
Henrique Capriles Radonsky, que se quite la gorra tricolor con la que
ha recorrido en 30 días la mitad del país.
Según la rectora, la utilización de la gorra tricolor por parte del
candidato Capriles, viola la normativa electoral que prohíbe
expresamente el uso de los símbolos patrios en la campaña electoral.
Lo que la flamante rectora no sabe, o se niega a entender, es que las
restricciones establecidas en la ley, respecto al uso de los símbolos
patrios en la campaña electoral, está relacionada con la “propaganda
electoral”, es decir, con los spots televisivos, las cuñas de radio o
los avisos en la prensa.
No hay ninguna normativa que le prohíba a un candidato presidencial
ponerse una gorra o una chaqueta con la bandera de Venezuela. De
hecho, el candidato del gobierno formalizó su inscripción ante las
autoridades del CNE, y hasta se tiró un discurso delante de los
rectores, vistiendo una chaqueta con la bandera nacional.
A las rectoras del CNE (digo rectoras, porque no incluyo aquí a mi
buen amigo Vicente Díaz) habría que recordarles el pasaje bíblico:
están viendo la brizna de paja en el ojo ajeno, pero no ven la viga de
hierro en el ojo propio. Les molesta una gorra tricolor en la cabeza
del candidato de la Unidad, pero no les molesta el uso y abuso por
parte del candidato del gobierno de todo el aparataje del Estado,
incluyendo los medios de comunicación, que utiliza a su antojo,
violando las más elementales normas del equilibrio y la transparencia.
Chávez utiliza todos los días, en una clara demostración de abuso y
ventajismo, los diez minutos de televisión que le roba la Ley Resorte
a las televisoras del país, para pasar spots publicitarios que sólo
buscan promover su candidatura a la reelección. Las rectoras lo saben,
pero no hacen nada. Chávez hace uso casi todos los días, de largas,
fastidiosas y extenuantes cadenas de radio y televisión, para
transmitir actos políticos que no constituyen eventos propios de un
Jefe de Estado, sino que sólo buscan promover su candidatura a la
reelección. Las rectoras lo saben, pero se hacen las desentendidas.
Durante las transmisiones de las diferentes competencias de los juegos
olímpicos, que hacen los canales Venezolana de Televisión y TVES, se
incluyen a cada rato los mensajes que cuelga Hugo Chávez a través de
la red social twitter, los cuales son leídos y comentados por los
narradores (unos mamarrachos que no saben ni hablar bien) como si se
tratara de una propaganda política. Incluso, mencionan cada cinco
segundos la frase “corazón venezolano, corazón de mi patria”, con lo
cual indirectamente le hacen propaganda al candidato a la reelección.
Las rectoras lo saben, pero se quedan con la boca cerrada.
Las rectoras Tibisay Lucena, Sandra Oblitas, Tania Damelio y Socorro
Hernández, las cuatro jinetes del oficialismo dentro del CNE, saben
muy bien que el candidato a la reelección ha estado violando todos los
días, las normas y las leyes que rigen la materia electoral. Pero no
hacen nada. No dicen nada. El temor a perder el cargo las hace pasar
agachadas, mirar hacia los lados y morderse la lengua.
Y para que el Jefe máximo no se moleste con ellas, entonces la
emprenden contra al candidato de la Unidad, Henrique Capriles
Radonsky, por el simple hecho de que éste utiliza una gorra tricolor
con la bandera y las estrellas de Venezuela.
Alguien debe recordarle a estas rectoras, que lo que el país quiere no
es que el candidato de la Unidad se quite la gorra. Lo que el país
quiere es quitarse la cachucha militar que nos mal gobierna desde hace
14 años, y que ha sumido al país en el atraso, el abandono, la
desidia, la corrupción y la ineptitud. Una cosa es quitarse la gorra y
otra cosa muy distinta es quitarse la cachucha.
La cachucha militar de Hugo Chávez, símbolo de injusticia,
inseguridad, impunidad, autoritarismo, corrupción y violación a los
derechos humanos, será sustituida el 7 de octubre por la gorra
tricolor del civilismo, del progreso, la modernidad y la esperanza.
Si yo fuera Capriles no me quitaría la gorra tricolor hasta que el CNE
obligue a Chávez a suspender las cadenas de radio y tv en plena
campaña electoral violando las leyes. Veamos quien tiene más fuerza:
la gorra o la cachucha.
Por Gustavo Azocar / @GustavoAzocarA