En 1969, el Hombre puso un pie sobre la Luna. En 2012, puso la mano sobre una nueva partícula elemental, probablemente el famoso bosón de Higgs, la llamada ‘partícula divina’, que es la pieza que faltaba para entender el funcionamiento de la masa y, por ende, del Universo.
«Pese a la pequeña duda que planea aún sobre la identidad de esa partícula, «la balanza se inclina hacia el bosón de Higgs», asegura la física Pauline Gagnon, quien participó en el descubrimiento anunciado el 4 de julio en el Centro Europeo de Investigación nuclear (CERN), situado entre Francia y Suiza.
Esa partícula es considerada por los físicos la clave para entender la estructura fundamental de la materia, porque explica casi todo de lo que los científicos observan en el mundo subatómico, permitiendo entender por qué algunas partículas tienen una masa y otras no.
El bosón es la partícula que atribuye la masa a todas las demás, según el llamado ‘Modelo Estándar’, la teoría actual que describe el funcionamiento de las partículas fundamentales y, por tanto, que explica cómo funciona el Universo, explicó Gagnon.
Ese Modelo Estándar tenía un gran vacío, al no explicar por qué las partículas tienen masa. El bosón fue propuesto en 1964 por seis físicos, entre ellos el británico Peger Higgs, para explicar ese hueco en la teoría.
Por eso, para los físicos, el descubrimiento del bosón de Higgs equivale al descubrimiento del ADN para los biólogos, estimó Peter Knight, presidente del Instituto británico de Física. El bosón, o más precisamente el invisible «mecanismo de Higgs», funciona como un campo que permite a las partículas obtener su masa, indicó.
La idea es que existe un «campo de Higgs» donde las partículas chocan permanentemente con bosones de Higgs. Estos choques frenan su movimiento, que se vuelve más lento, y le dan la apariencia de una masa.
El fenómeno ha sido comparado con un hombre que intenta pasar corriendo en medio de una multitud que frena su carrera y le hace aminorar su velocidad. También se compara al campo de Higgs con una especie de pegamento en medio del cual se encontrarían relativamente adheridas las partículas, lo cual se percibiría como una masa.
¿A qué se parecería nuestro Universo sin el bosón de Higgs? Estaría muerto, sus partículas no podrían unirse para formar átomos y materia, indican los expertos. «No habría estrellas, ni la mínima huella de vida. El Higgs permite a la Humanidad, por primera vez, percibir por qué la naturaleza es como es», indicó Themis Bowcock, de la Universidad británica de Liverpool.
Hasta el anuncio del CERN, este inalcanzable bosón existía sólo en teoría, y en las mentes de los físicos, desde las deducciones de Higgs y de sus colegas belgas, Robert Brout y François Englert.
Pero, ¿la hazaña realizada en el Gran Colisionador de hadrones del CERN (LHC) sería entonces sólo simbólica?, interrogó la AFP. «Tener una teoría está bien, pero confirmarla, es mil veces mejor», respondió Pauline Gagnon, quien comparó el descubrimiento del bosón con la confirmación de que la Tierra es redonda y con los primeros pasos del hombre sobre la Luna.
Para los físicos, identificar el famoso bosón es sólo la primera etapa de una nueva odisea científica. «Un trampolín para pasar a las etapas siguientes, relativas a la naturaleza de la materia oscura, el rol de la gravedad y otras cuestiones», subrayó Pierre Fayet, especialista en física teórica en la Escuela Normal Superior de París.
Para explorar estas nuevas pistas, los investigadores van a aprovechar «las muy altas energías de colisión previstas en el CERN a partir de 2014-2015», indicó Yves Sirois, que trabaja en ese centro de investigación.
El bosón de Higgs es llamado «partícula de Dios» a raíz de un libro al que se le cambió el título. El premio Nobel de Física Leon Lederman quería llamarlo ‘The goddamn particle’ (‘la partícula maldita’), por lo difícil que era encontrarla. El editor sacó la terminación ‘damn’ y lo llamó ‘The God particle’, ya que temía que la palabra ‘goddamn’ fuera considerada insultante.