China está a punto de iniciar un juicio por uno de los asesinatos más notorios de los últimos tiempos.
Zhang Lidong, uno de los miembros de la secta, no manifestó remordimiento o miedo por el salvaje crimen.
Un grupo perteneciente a una secta cristiana prohibida es acusado de haber matado a golpes a una mujer en un restaurante de comida rápida en la ciudad de Zhaoyuan, tras negarse a darles su número telefónico.
La secta se denomina la Iglesia del Dios Todopoderoso y afirma contar con millones de miembros.
Corría una tarde cualquiera en un pequeño McDonald’s en el este de China hasta que una familia llegó al lugar con la intención de reclutar nuevos miembros para esta secta cristiana.
Se desplazaron entre las mesas pidiendo los números de teléfono de los comensales. Cuando una mujer se rehusó, ellos comenzaron a darle la mortal golpiza, amenazando a gritos a los otros comensales con un similar destino si intervenían.
El salvaje crimen fue registrado por el circuito cerrado del local y por teléfonos celulares y causó un gran impactó en China.
Interrogado posteriormente en prisión, uno de los asesinos, Zhang Lidong, no mostró remordimiento ni miedo.
«La golpeé con todas mis fuerzas. Ella era un demonio. Tuvimos que destruirla», dijo.
Combatiendo al «gran dragón rojo»
El sitio web de la Iglesia del Dios Todopoderoso ofrece himnos y homilías. Sin embargo, la creencia central de la secta es que Dios regresó a la Tierra como una mujer china que va a causar el Apocalipsis.
«La creencia central de la secta es que Dios regresó a la Tierra como una mujer china que va a causar el Apocalipsis.»
La única persona que afirma haber tenido contacto directo con este dios es un antiguo profesor de física, Zhao Weishan, que fundó la secta hace 25 años y huyó a Estados Unidos.
Nadie sabe exactamente dónde se encuentra, aunque gran parte del mensaje de la página web de la secta, de abierta hostilidad contra el gobierno chino, está escrita en inglés, además de chino.
«Desde que el Partido Comunista llegó al poder en 1949, la fe religiosa ha sufrido de represión a gran escala y de persecución por parte del Partido Comunista -el dragón rojo- en la China continental», se lee en la página.
Hasta finales de la década de 1970, China comunista persiguió todas las formas de fe religiosa e incluso ahora las permite sólo dentro de las pautas estrictas.
De hecho, hay decenas de cristianos chinos que practican de manera clandestina o en iglesias caseras para evadir la interferencia del gobierno.
Y aunque abundan las quejas por la persecución comunista, no hay una sola mención en la página web de la Iglesia del Dios Todopoderoso de los asesinatos, mutilaciones, apuñalamientos y disturbios atribuidos a algunos de sus miembros.
En su lugar, la secta se jacta de tener millones de seguidores y dice que unos 400.000 han sido arrestados en los últimos tres años.
Resistir al Partido Comunista -«el gran dragón rojo»- es una prueba clave de la idoneidad para la salvación, de acuerdo con los testimonios personales en el sitio web.
Uno de ellos afirma: «Incluso si me golpearan hasta la muerte, mi alma todavía está en las manos de Dios. La Palabra de Dios afirmó mi fe… Nunca me rendiré al diablo».
«Antifamilia, antihumana, antigobierno»
Una imagen muy diferente tienen aquellos que han perdido familiares a manos de la secta.
La mayoría no quiere revelar su identidad por temor a represalias. Hablamos con un hombre que entró encubierto para rescatar a su esposa y a su suegro.
«La secta es antifamilia, antihumana, antigobierno. Constantemente está entrenando a sus miembros a mentir sus esposos y esposas. Ellos desechan sus relaciones familiares y animan a otros a hacer lo mismo».
«El que rechaza a su familia con mayor firmeza es quien recibe el rango más elevado. La secta toma a personas que son amables y las enloquecen y las llevan a los extremos».
Hallamos muchas víctimas a través de sitios web de apoyo a sus familiares y oímos hablar de una turbia estructura en la que los nombres y las falsas identidades hacen casi imposible la tarea de rastrearlas.
Nos fuimos haciendo una imagen de cómo los reclutadores que comienzan ofreciendo apoyo y luego pasan a la intimidación; tratan de persuadir a los nuevos miembros de dar dinero a cambio de la salvación. A veces recurren a la seducción y al secuestro.
«Herejías y sectas»
«El que rechaza a su familia con mayor firmeza es quien recibe el rango más elevado. La secta toma a personas que son amables y las enloquecen y las llevan a los extremos.»
Infiltrado en la Iglesia del Dios Todopoderoso
A las afueras de una iglesia autorizada por el gobierno en el distrito universitario de Pekín, hay una serie de grandes avisos de color negro que advierten a sus feligreses a tener cuidado con los reclutadores de la secta.
El cristianismo ofrece un sentido de valores compartidos y de comunidad en un tiempo en que el Partido Comunista parece, a los ojos de muchos chinos, haber dejado de intentarlo.
Pero la secta promete una comunidad mucho más unida y una ruta más directa hacia la salvación. Sus reclutadores están entrenados para buscar personas que atraviesen momentos de vulnerabilidad: una enfermedad grave en la familia, una ruptura matrimonial, la pérdida del empleo.
Ya la iglesia respaldada por el gobierno está padeciendo de un flujo constante de cristianos hacia las iglesias clandestinas.
Pero las sectas reclutan de una manera mucho más agresiva y el pastor Wu Weiqing dice que es difícil mantener unido su rebaño.
«Creo muy seriamente que en los próximos 10 años el desafío más grande que tendrá el crecimiento de la iglesia provendrá de las herejías y las sectas».
«Las sectas y las herejías siempre tendrán siempre la oportunidad de abordar a esa gente, de ganar sus corazones y de arrastrarla lejos de nosotros».
Familia destruida
En un cementerio en el este de China, en una colina por encima de los viñedos y huertos, Wang Jiannan remonta cuidadosamente su camino entre las lápidas.
El perdió a su madre y a su hermana a manos de la secta hace casi 20 años. Ahora también ha perdido a su padre.
El 1 de octubre del año pasado, su hermana mató a golpes a su padre en un sombrío antecedente del crimen del McDonald’s. Al igual que aquellos asesinos, ella vio en su víctima a un demonio que debía ser destruido.
Luego se entregó a la policía. Ahora está en prisión junto con los asesinos del McDonald’s.
«Mi hermana cometió el crimen y debe ser castigada. Yo solo quiero que mi madre vea de forma clara el daño que la secta le ha hecho a su familia», dice Wang.
«Quiero que se salga y se vuelva una persona normal. Esa es mi mayor esperanza».
Desde el crimen en el McDonald’s, la indignación pública ha obligado a la autoridades a incrementar la presión sobre la Iglesia del Dios Todopoderoso».
En las últimas semanas se han producido redadas y arrestos casi a diario.
Pero, hasta ahora, la secta ha seguido infligiendo daño a individuos y familias. Pese a su hostilidad verbal contra el Partido Comunista, no ha supuesto ninguna amenaza política significativa.
Y una amenaza al Partido, más que a la población, es lo que se necesita para desencadenar medidas represivas en China.
Fuente [Bbc.co.uk]