Angela Merkel afronta la peor crisis interna tras diez años en el poder debido a su política de apertura a los refugiados, cada vez más criticada en Alemania y en Europa, sobre todo desde los atentados de París.
Su gestión cuenta a favor con buenos resultados económicos y suele aparecer en la lista Forbes de los dirigentes más poderosos del planeta. Por eso, hasta hace unos meses, nada presagiaba que celebraría su década en el poder en este ambiente.
Merkel es la jefa de Gobierno con más años en el cargo en toda la Unión Europea (UE). Fue elegida el 22 de noviembre de 2005.
La llegada en 2015 a Alemania de alrededor de un millón de refugiados, en gran parte de Siria, a los que decidió abrir las fronteras en septiembre, la debilitó a nivel político. «El principio del fin», pronostica el prestigioso semanario Die Zeit. «La canciller aislada», afirma Der Spiegel.
Los sondeos son menos favorables en los últimos meses, con un 34% de intención de voto para las uniones cristianas CDU y CSU, frente al 41,5% en los comicios de 2013. El partido de la derecha populista antirrefugiados Alternativa por Alemania (AfD) saca tajada (10%).
«No hay duda, es el mayor desafío de su mandato», reconoce uno de los consejeros de Merkel, que pidió el anonimato.
En las filas de su partido, afronta una rebelión sin precedentes. La CSU bávara se opone frontalmente y dos pesos pesados de la CDU en el Gobierno, los ministros del Interior, Thomas de Maizière, y de Finanzas, Wolfgang Schäuble, no dudan en mostrar sus discrepancias y pedir el cierre de las puertas.
– «París lo cambia todo» –
Ante este malestar, Merkel ha modificado su política en las últimas semanas. Endureció el derecho de asilo, restableció controles en las fronteras, aceleró la expulsión de los solicitantes cuyas demandas fueran denegadas y desde hace poco el envío de los sirios a los países por los que entraron en la Unión Europea (UE), cuando no se trate de Grecia.
Los partidarios de una línea dura elevaron el tono después de los atentados de París, una matanza que a su entender confirma el riesgo de infiltración de yihadistas entre los refugiados. «París lo cambia todo. El tiempo de la inmigración descontrolada e ilegal no puede continuar», protesta un responsable de la CSU, Markus Söder.
Merkel era conocida por su pragmatismo, su capacidad para sortear obstáculos y adaptar su política a los deseos de la opinión pública. Hasta que expresó sus verdaderas convicciones, quizá por primera vez en su mandato.
– «Su versión del muro» –
La canciller creció en la RDA comunista, al otro lado del Telón de Acero, bajo la influencia de su padre, un pastor protestante. Por eso, se considera su política migratoria como algo personal. «Creo que tiene valores muy anclados y piensa que no hay más que una opción», estima Constanze Stelzenmueller, analista de la Brookings Institution. La crisis migratoria es «un poco su versión» del Muro que hay que derribar, añade.
Un empecinamiento que, por ahora, no está claro si puede costarle el puesto.
La canciller tiene pocos rivales en la CDU y un fracaso tampoco beneficiaría a nadie en el partido socialdemócrata, sino a la izquierda.
El filósofo Jurgen Habermas, muy crítico con ella normalmente, se deshace en elogios: «¿Quién se hubiera esperado algo así de Merkel?», comenta entusiasmado. «Tiene opositores en su propio campo, pero también mucho apoyo fuera, en la sociedad civil, sobre todo entre los de izquierda», explica el historiador Paul Nolter».