Las nociones de dioses surgen en todas las sociedades humanas, desde deidades todas poderosas y omniscientes hasta simples espíritus del bosque. Un método reciente de examinar el pensamiento religioso y la conducta, vincula la ubicuidad y similitud de nuestras creencias a las formas en que los procesos mentales humanos fueron adaptados para la supervivencia en los tiempos prehistóricos.
Se basa en un par de observaciones sobre la psicología humana. En primer lugar, cuando un evento ocurre, tendemos a suponer que un ser vivo lo causó, en otras palabras, asumimos que hay un organismo detrás de ese evento. Si piensas en el tipo de eventos que podrían haber ocurrido en los tiempos prehistóricos, es fácil ver por qué un sesgo hacia los organismos sería útil. Un susurro de un arbusto o el chasquido de una ramita podría ser debido al viento, pero mucho mejor asumir que es un león y salir corriendo.
Los sobrevivientes que tenían esta tendencia de atribuir los eventos a organismos, pasaron sus genes de generación en generación, reaccionando de forma rápida e inconscientemente, esto no es algo que la gente necesitara aprender.
Tendencias empáticas
El segundo rasgo es acerca de cómo vemos a los demás. El convivir juntos en una tribu habrá tenido muchas ventajas para la supervivencia en tiempos prehistóricos, pero llevarse bien con todo el mundo no siempre ha sido fácil. Comprender el comportamiento de los demás requiere entender sus pensamientos y creencias, especialmente cuando éstos pueden ser incorrectos debido a que alguien puede no saber todos los hechos de una situación.
Esto se conoce como la “teoría de la mente”. Esta idea dice que asumimos automáticamente que hay razones detrás del comportamiento de los demás, con las cuales intentamos trabajar, para comprender mejor por qué se comportan como lo hacen. No tener esta facultad se ha propuesto como la base de trastornos del desarrollo como el autismo.
Puedes estarte preguntando que tienen que ver estos dos procesos con la creencia en los dioses. Imagínate una piedra que cae en el fondo de una cueva, nuestra creencia en organismos nos dice que alguien hizo que sucediera, pero sin tener nada como evidencia ¿podría ser una criatura invisible o un espíritu? Si es así, ¿por qué estaría husmeando? Para descubrir secretos sobre nosotros o para descubrir si somos personas buenas o malas?
Otro ejemplo podría ser una erupción volcánica. Ante la falta de conocimiento geológico, el sistema de creencia en organismos de nuestros antepasados tribales habría atribuido este evento a una persona, pero una que sin duda tuviese capacidades sobrehumanas. ¿Y por qué iban a querer causar tal destrucción? Tal vez la erupción significó un castigo, tal vez porque la tribu no había actuado de acuerdo con los deseos del ser superior.
Fantasmas y dioses
Estos dos ejemplos muy simples deben ayudar a comprender cómo estos dos mecanismos podrían llevar a los inicios de la creencia en los dioses, así como los fantasmas y otras criaturas sobrenaturales. Nuestros antepasados habrían llegado a conclusiones acerca de las apariciones sobrenaturales encajando estos instintos hacia los organismos y la teoría de la mente.
Esto se aplica incluso a la abrahámica, que todo lo sabe, el dios todo poderoso. Él puede parecer muy inhumano, a primera vista, pero se ha demostrado que razonamos acerca de él de una manera muy humana. Procesos de razonamiento relacionados ayudan a explicar cómo las ideas religiosas son tan duraderas, difundiéndose a través de los continentes y de generación en generación.
Tanto estos y otros instintos antiguos parecen ser evidentes a partir de observaciones de los niños. Los niños muy pequeños parecen mostrar comprensión muy precisa de las leyes físicas. Por ejemplo, se sabe que dos objetos sólidos no pueden combinarse en uno o que los caballos no tienen engranajes de metal en su interior. Los psicólogos del desarrollo han sugerido que los niños son biólogos intuitivos, físicos y (utilizando la teoría de la mente) psicólogos.
Conclusiones
Conceptos que violan estos entendimientos intuitivos parecen ser más memorable que otros. Una rosa que susurra en latín viola una comprensión intuitiva de que las plantas no tienen mentes o boca y por lo tanto no pueden susurrar en una lengua antigua, o cualquier otro idioma para el caso.
Puede ser que la violación de un concepto intuitivo llame especialmente la atención y el interés, por lo que sirve para incorporar la idea en la memoria. Muchas historias religiosas contienen conceptos que parecen violar esta clase especial de la intuición, como un hombre que camina sobre el agua o un arbusto en llamas que habla. Estos cuentos se aprovechan de esta característica de la memoria para propagarse con éxito a sí mismos y se resisten a caer en el olvido.
Poner estas ideas juntas es una forma de explicar el pensamiento religioso y la conducta. Podrías ir más allá y sugerir que, si estas ideas son correctas, la religión no es más que un subproducto de los procesos mentales que operan en el error.
Pero esto supone que las experiencias religiosas / sobrenatural no son ciertas. Si la mente humana estaba experimentando realmente un dios, entonces las teorías de los organismos, de la mente y de nuestra memoria para lo contra-intuitivo, nos ayudan a tomar sentido. Si eso llegara a suceder, las conclusiones no estarían en error en absoluto.
[Fuente: rinconabstracto.com]