Son muchos los factores que influyen en la mujer para que pueda llegar a perder su fertilidad. Uno de ellos es la contaminación, como acaba de constatar un estudio del Institut Marquès de Barcelona.
Este trabajo relaciona por primera vez la contaminación ambiental y la exposición a tóxicos con la pérdida de fertilidad femenina en mujeres de menos de 40 años, que acusan una menopausia precoz que les impide ser madres.
Estas mujeres todavía tienen el período, pero no van a poder ser madres porque han visto reducida radicalmente su reserva ovárica por culpa de tóxicos y contaminantes en un 80%.
La infertilidad de las mujeres de menos de 40 años se atribuye en un 20% a factores clásicos como la herencia genética, enfermedades cromosómicas, dolencias autoinmunes, endometriosis y quimio y radioterapia, mientras que el 80% restante se debe a dioxinas, pesticidas, tabaco, plomo, hidrocarburos aromatizados, diseños policromados e irruptores estrogénicos.
De hecho, esta pérdida de la fertilidad femenina a menudo empieza en el útero. Como explica la jefa de Reproducción Asistida del Instituto Marquès, Marisa López-Teijón, "a los cinco meses el feto (niña) ya tiene toda la reserva ovárica y si en la grasa de la madre se acumulan muchos tóxicos esta reserva es menor y tendrá peor calidad".
La experta –pionera en relacionar la polución y la pérdida de la calidad del semen hace 12 años– clama contra la presencia importante de tóxicos prohibidos en la Unión Europea desde hace 20 años, como es el caso del compuesto DDT, que se utiliza como base de insecticidas por su bajo precio procedente de países de fuera del territorio europeo.
Hasta ahora se había relacionado la contaminación ambiental con la calidad del semen y esterilidad masculina, sin que saliera a la palestra que estos tóxicos también inciden en la fertilidad de las mujeres.