La apnea del sueño es un trastorno en el que una persona hace una o más pausas en la respiración o tiene respiraciones superficiales durante el sueño. Estas pausas pueden durar unos pocos segundos o varios minutos.
Lo normal es que la respiración vuelve a la normalidad, a veces con un ronquido fuerte o con un sonido parecido al que una persona hace cuando se atraganta. La apnea del sueño afecta a cerca de un 5% de la población, si bien el aumento de la obesidad en niños está haciendo crecer el número de casos.
Ahora, científicos del Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi i Sunyer (Idibaps), el Hospital Clínic de Barcelona y laUniversitat de Barcelona (UB) han demostrado que los pacientes con apnea del sueño tienen más riesgo de sufrir cáncer y, además, de peor pronóstico.
Estudios anteriores ya habían relacionado la apnea del sueño con un mayor riesgo de sufrir trastornos metabólicos, neurocognitivos y cardiovasculares, si bien ahora se sabe que aumenta la incidencia y mortalidad del cáncer.
Apnea grave, menor supervivencia
El estudio, que ha contado con la colaboración de la Universidad de Wisconsin y de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ), ha demostrado en ratones que, aquellos con cáncer de melanoma que estaban sometidos a condiciones de hipoxia intermitentes (déficit de oxígeno en sangre) desarrollaban un tumor el doble de rápido que el resto y, además, con más necrosis.
Adicionalmente, y gracias a una cohorte de 1.500 pacientes que controla la Universidad de Wisconsin desde hace 22 años, los científicos pudieron trasladar la misma correlación a modelos humanos, constatando así que aquellos pacientes con apneas más graves (más de 30 interrupciones respiratorias a la hora) tienen una menor supervivencia.
De este modo, demostraron que estos pacientes tienen un 8,6% más de posibilidades de morir por cáncer que aquellos que no sufren apnea del sueño.
Para quienes padecen apnea del sueño, los especialistas recomiendan perder peso, hacer ejercicio, dormir las horas suficientes y, en los casos llevados por un médico, utilizar prótesis de avance mandibular, cirugía o dormir conectado a un aparato eléctrico.