Cuando el mundo enfrenta la globalización como el fenómeno social más importante de la humanidad, entrelazando razas y dejando atrás años de segregación, aún debe luchar contra grupos extremistas que desean imponer conductas xenófobas ante miles de millones de personas. Este es el caso del Ku Klux Klan (KKK), una asociación de extrema violencia que hoy día sigue dando de qué hablar en el mundo, agrietando las heridas del racismo en Estados Unidos.
El KKK nació como respuesta al fin de la guerra de secesión en USA en 1965, cuando los Estados del Norte se enfrentaron a los del Sur que proponían una independencia de la llamada “Unión Americana”; en ese entonces, sus discursos cargados de odio y propuestas desequilibrantes debilitaron la organización; pero 45 años más tarde, en 1915, apoyados por los medios de comunicación para la época, resurgieron como un estamento casi con legalidad, conformados por bloques y representados en todo el país.
Sus mensajes eran claros, buscaban la “superioridad de la raza blanca”, querían destruir todo vestigio semita, y deseaban deslastrar de cualquier derecho civil a negros y homosexuales; sin embargo, años más tarde, el intento que llegó a ser creído por casi 6 millones de ciudadanos, fue desintegrándose nuevamente, impulsado por el rechazo mundial a las ideas “pro nazis” tras la Segunda Guerra Mundial; además, la Gran Depresión económica en EEUU los debilitó fuertemente.
Actualmente el KKK está representando en miembros de asociaciones dispersas xenófobas integradas en varias ciudades de los EEUU, sin una articulación directa, más allá de compartir los discursos conservadores en contra de la inmigración y el poder de los negros. Estos pequeños grupos que se estiman sólo tengan miles de adeptos, son cuestionados por la gran mayoría de la sociedad americana.
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Recientes apariciones
Las autoridades en EEUU nunca han señalado que el KKK haya desaparecido por completo; de hecho, luego de la lucha racial entre la década de los 50’s y 70’s, los simpatizantes de esas doctrinas continuaban participando en llamados “campamentos clandestinos”, donde vestidos de blanco, cubriendo sus rostros, intercambian ideas para contrarrestar lo que emplazan como agresión de los negros en EEUU contra la raza blanca. Para entonces fueron muchas las denuncias sobre las operaciones violentas de ellos, supuestamente golpeando, abusando sexualmente y, hasta asesinando a afroamericanos y homosexuales.
En la última década, el KKK también ha sido involucrado con redes internacionales que luchan contra la ola de refugiados en Europa, muchos venidos de África y el Medio Oriente producto de conflictos armados o pésimas condiciones de vida en sus países de origen. Éstas corrientes sociales, vinculadas con la extrema derecha, han escenificado enfrentamientos raciales especialmente en Alemania, donde las cenizas del nazismo aún no terminan por enfriarse. Sólo en 2015 se contabilizaron, según datos oficiales de la Policía Federal alemana, 202 ataques contra comunidades de raza negra y altercados a centros de refugiados que albergan a centenares de desplazados por el conflicto sirio.
La presidenta, Ángela Merkel, ha catalogado los hechos como repudiables y ha dicho que es “una vergüenza” que todavía haya alemanes intolerantes manifestando en familia, con niños incluidos contra la igualdad de géneros y razas.
Lo último
En Estados Unidos, estos meses pre-electorales han encendido la llama del tema racial. Él último fin de semana de febrero ha puesto en el “top” de nuevo al KKK, luego que una llamada a marchar a favor de sus pensamientos, aduciendo “libertad de expresión” en Anaheim, california, terminara en un enfrentamiento entre los supremacistas blancos y contra manifestantes que se oponían a esa actividad. El resultado fue de cinco personas heridas, tres de los que se oponían al evento del KKK, y otras 13 detenidas de ambas partes. El jefe de la policía local, Raúl Quezada, aseguró que a pesar de no estar de acuerdo con actos de intolerancia racial, no se le puede prohibir a un grupo protestar, si lo hacen pacíficamente, sobre sus puntos de vistas.
Entre tanto, el exlíder del KKK, David Duke, ha pedido expresamente que todos aquellos integrantes, y quienes simpaticen con sus ideas xenófobas, votar por Donald Trump en una posible nominación republicana del magnate para luchar por la Casa Blanca este año. Duke aseguró que de no hacerlo, estarían traicionando los preceptos de la organización, e instó a sus legionarios a que formen filas para apoyar la campaña de Trump, el controversial aspirante presidencial que ha prometido levantar un muro completo en la frontera entre EEUU y México, prohibir la entrada de musulmanes a USA y deportar a casi 11 millones de indocumentados. Pero Trump, tras ser consultado por las declaraciones de David Duke se ha mostrado escéptico, negando cualquier relación con el KKK, hasta creer dar a entender a la opinión pública que desconoce las filiaciones de ésta red y su proceder.
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Redacción LeaNoticias.com