Dos casos ocurridos esta semana nos demuestran por enésima vez que la Justicia Socialista que pretende imponer en Venezuela la pseudo revolución de Hugo Chávez es un verdadero fiasco. Por un lado está el caso de Leopoldo López y la sentencia de la CIDH, la cual ha sido violentada por el TSJ, y por el otro, la exagerada e ilegal multa que Conatel le impuso al canal de noticias Globovisión por el simple hecho de informar a los venezolanos el desastre que ocurre todos los días en las cárceles venezolanas donde se practica cada hora y al pie de la letra la última palabra del gran lema revolucionario de Hugo Chávez: Patria, Socialismo o Muerte.
Multar a Globovisión con 9 mil 300 millones de bolívares de los de antes por el simple hecho de informar a los venezolanos los detalles de lo que estaba ocurriendo en la Cárcel de El Rodeo no sólo constituye un exabrupto jurídico, sino lo que es peor: un verdadero insulto a la inteligencia de todos los venezolanos. Nadie, absolutamente nadie, ni siquiera los propios chavistas se creen el cuento de que Globovisión fue multada por haber hecho algo mal. Aquí todo el mundo sabe que la multa contra el canal de noticias es simple y llanamente porque a través de su pantalla Venezuela ha podido conocer en detalle las corruptelas y las vagabunderías en las que incurren todos los días los funcionarios de este gobierno.
Hace algunos días propuse, y hoy lo reitero, un Gran Potazo Nacional para recabar los fondos necesarios para pagar la multa de Globovisión. No es complicado. Si 2 millones de venezolanos ponen 5 bsf cada uno, recogeríamos 10 millones de bolívares fuertes, suficientes para pagar la multa y hasta quedaría una ñapita para que Hugo Chávez se la regale a quien mejor le parezca: a Evo Morales, a Daniel Ortega o sino a los chulos de los hermanos Castro. No tengo la menor duda, de que esos 9 mil 300 millones de bolívares de multa serán utilizados para financiar la campaña electoral del Psuv. Esos reales no van a ir a los hospitales, ni a los ambulatorios, ni a las escuelas bolivarianas, sino a las arcas del partido de gobierno para pagar afiches, marchas, pancartas, vallas y las cuñas de radio y TV del candidato Hugo Chávez.
Pero aún así. Hay que pagarla. Chávez pretende cerrar Globovisión mediante subterfugios jurídicos o impositivos, tal como los que le aplicó a RCTV. Según los oficialistas, Chávez no cerró RCTV, lo que ocurrió fue que a ese canal se le agotó la concesión. En el caso de Globovisión dirán más o menos lo mismo: Chávez no cerró el canal de noticias, lo que pasa es que esa empresa no quiso pagar una multa. Lo mismo dirán cuando traten de explicar el por qué hay 60 muertos cada fin de semana en Caracas. Aquí no hay inseguridad, lo que pasa es que a los venezolanos les encanta atravesarse en el espacio aéreo de una bala.
El otro caso tiene que ver con la sentencia del TSJ en torno al caso de Leopoldo López. Todos coincidimos en que la decisión del TSJ anunciada por Luisa Estela Morales es la cosa más ridícula que hemos visto en los últimos años. Cantinflas, TinTan, Resortes, Capulina y Chespirito se quedaron pendejos frente a ese sentencia. No soy abogado, pero mis escasos conocimientos de Derecho me dicen que el TSJ no tenía nada que hacer con el caso López, sobre todo después que la Corte Interamericana de Derechos Humanos se pronunció.
Se supone, que el juicio que se hizo en la CIDH en torno al caso de Leopoldo López fue precisamente porque en territorio venezolano se agotaron todas las vías jurídicas que existían. Es un requisito indispensable que para que un juicio se realice en el seno de la CIDH deben agotarse todos los recursos legales en el país donde uno vive. Leopoldo acudió a la CIDH justamente porque agotó todas las instancias jurídicas y legales en Venezuela, y al no encontrar justicia, decidió incoar una demanda contra el Estado Venezolano en una instancia internacional.
Esto quiere decir, que una vez adoptada la decisión de la CIDH los organismos jurisdiccionales de Venezuela nada pueden hacer que no sea acatar la orden de la CIDH. El TSJ no podía pronunciarse en torno a la sentencia de la CIDH. Mucho menos podía decir que la misma es “inejecutable”, porque al hacerlo, está extralimitándose en sus funciones y prácticamente está juzgando por segunda ocasión un hecho que ya fue juzgado en Venezuela.
Pero eso no es todo: lo peor es que el TSJ le dice a Leopoldo López que puede ser candidato, que puede postularse al cargo que desee, pero que si llega a ganar, entonces ese organismo entraría a evaluar la posibilidad de que pueda ejercer el cargo. En pocas palabras: puedes participar, pero no puedes ganar. O dicho de otro forma; puedes ganar, pero no te dejaremos gobernar.
Reflexionemos: esta es la justicia que queremos los venezolanos? Esta es la justicia imparcial que le promete el socialismo a Venezuela?
Por: Gustavo Azocar Alcala