Debido a todos los sucesos que han ocurrido desde el domingo 14 de abril hasta el momento de escribir este artículo, sábado 20 de abril, casi a una semana de los hechos, y cuando empieza a hablar por televisión la vicepresidenta del Consejo Nacional Electoral (CNE), Sandra Oblitas, lo afirmo para que todos puedan oírme o leerme: NO RECONOZCO a un presidente que no representa la real voluntad popular de los venezolanos.
“El ilegítimo” no es presidente porque sin duda alguna debe haber algo muy oscuro en los resultados electorales anunciados por Tibisay, que llevaron al señor inquilino de Miraflores a recular, luego de haber aceptado en los primeros instantes de escuchar el primer boletín oficial y escueto, sobre el reconteo de papeletas, ¿por qué ese frenazo que metió o le metieron?, lo cierto es que ese viraje fue y es casi inédito en este país.
No reconozco a alguien que “ganó” en medio de una duda sistemática y cada vez más corrida por toda la república; los venezolanos, tanto los que militamos en el lado demócrata como aquellos que son simpatizantes del “legado” de Chávez, no sabemos a ciencia cierta quien venció en la contienda pasada, porque hasta los mismos madurista no saben si los resultados son reales o fueron manipulados.
Venezuela tiene hoy a un presidente rodeado de ilegitimidad, duda y sinsabores, un presidente que no es de todos los venezolanos, ni siquiera de aquellos que votaron por él, porque nadie en este país conoce la verdad de lo sucedido en la sala de totalización desde donde salió “Tibi” con unos numeritos que no coinciden con lo que vivimos en las calles de la nación en ese día; sólo aquellos que gozan las mieles del poder, lo llamados enchufados, son los que ríen y celebran a diestra y siniestra, ni preguntan qué fue lo que pasó, porque ellos sí saben que la respuesta que le den es la verdad que pretenden ocultar: PERDIERON.
Yo no me rindo, seguiré batallando por la Venezuela que sueño y que todos nosotros merecemos, no reconozco a un presidente, pero si reconozco que la mitad del país es de una tendencia y el otro segmento igual piensa distinto, y ante esta realidad nosotros los dirigentes de las comunidades debemos hacer votos y esfuerzos cada vez mayores para alcanzar la reconciliación nacional.
Mientras redacto escucho a Oblitas hablando y diciendo sus argumentos cada vez más descabellados, para tratar de enrarecer la auditoría, saben que sí cruzan la data con los cuadernos electorales, los comprobantes del voto y las distintas actas de transmisión con las físicas, se descubriría todo el entuerto que pareciera que ellas montaron; lo único que hacen las voceras del CNE cuando hablan es, discúlpenme la expresión, arrechar más a los venezolanos que estamos hartos de tantas patrañas y engaños, ellas son las únicas responsables de la situación del país.
Recuerden que la justicia tarde, pero llega, y si no llega la humana, la Divina nunca falla.
Ana Martínez / @ana_anaco