Iniciamos un nuevo año y con él un nuevo compromiso, nuevas expectativas de un cambio en el país. Sin embargo, al finalizar el 2013 quedó un sabor agridulce por no obtener los resultados esperados en muchos escenarios, pero también por los hechos que signaron los últimos días.
El acercamiento entre gobierno y dirigentes opositores elegidos el 8 de diciembre asomaba un poco de optimismo ante un panorama nada alentador para un año sin comicios y de un gran reto para ambos sectores.
Pero ante este “avance” hubo un giro de 180º en cuestión de días. Primero, la negativa de otorgarle la libertad al Comisario Iván Simonovis, a pesar de su estado de salud y del encarcelamiento eterno que ya arrastra, bajo la excusa más absurda al cuestionar su condición de preso político con argumentos muy baratos.
La siguiente piedra en el camino es la más reciente con la que nos atravesamos esta semana. La lista difundida por la Ministra de Comunicación e información con los destinos vacacionales de 27 líderes de oposición.
Esta infame lista recibió el aval de quien hasta hace poco prometía bajar la confrontación para trabajar en conjunto por el país, pero dejó su palabra en el aire. Cómo es posible que se cuestione si un dirigente opositor sale del país solo o con su familia, como si no hubiese libertad y vida privada.
Acaso olvidamos el daño que le hiciera la Lista Tascón creada por el oficialismo y que aún empaña la carrera de más de un profesional que firmó. Pareciera que con este tipo de acciones, lejos de unir y dialogar, se apuesta a la confrontación y a no alcanzar la paz.
Por qué se engaña al país hablando de reconciliación cuando tienen cartas bajo la manga y además unas que hacen trampa. Muchos hemos visto rodar en redes algunas imágenes de voceros oficialistas que utilizan los fondos del Estado para mantener una lujosa vida, mientras le piden a sus seguidores conformarse con lo poco que tienen.
Por qué inmiscuirse en la vida privada de unos dirigentes cuando hay tanto que resolver en este país que aspira mejoras para este 2014. Dejemos de jugar con cartas marcadas y entendamos que no es esa la vía.
Ojalá en este país, cualquiera pudiera viajar a donde quisiera y sin importar su tendencia política. Esa es la verdadera libertad y no aquella que vigila hasta el más íntimo paso de quienes no opinan igual que quienes gobiernan.
Reprochamos cualquier intimidación, venga del lado que sea. La vida política es una, pero la privada es intocable. Acaso son estas las únicas armas en contra de la oposición que tiene el oficialismo. ¿Dónde quedó el diálogo? Cómo se habla con quien te señala, no por un error político sino por una preferencia personal que no afecta su desempeño como representante de la nación.
¿Fuimos tan ingenuos al pensar en la posibilidad de reconciliación? Prefiero pensar que no. No es esto lo que queremos. Este nuevo año espera más de nosotros.
Astrid Silvestri / @AstridSp79