Una mina de oro en Idaho, un parque eólico en el estado de Washington, un nuevo casino en Las Vegas, o la expansión de un centro turístico de esquí en Vermont. Todos estos ejemplos tienen algo en común: son vehículos de inversión para familias acomodadas que buscan acceder a la tarjetas verdes de residencia en Estados Unidos.
Bajo la ley de inmigración estadounidense, los extranjeros ricos pueden obtener una tarjeta verde mediante la inversión de al menos medio millón de dólares para crear, también al menos, 10 puestos de trabajo en Estados Unidos.
Definitivamente este parecía un buen plan para el canadiense Jordan Gagner, quien junto a su esposa hace unos años se enfrentaban a una encrucijada, debían trasladarse a un clima más seco como el del desierto, como el que ofrece Arizona. A primera vista, las perspectivas para la reubicación permanente al sur de la frontera parecían desalentadoras.
«Ser el administrador de la propia riqueza y maestro, son dos profesiones que no están en entre los diez primeros lugares de la lista para acceder a una visa para extranjero para venir a Estados Unidos», dijo Gagner. «Tratar de obtener una visa de ejecutivo de algún tipo hubiera sido muy difícil de hacer», reconoce.
Invesores inmigrantes en procura de visas financiaron la construcción del complejo «Home Plate Center» frente al estadio de béisbol de Seattle. (Foto: Tom Banse, VOA)
Un camino a la ciudadanía
Pero entonces Gagner descubrió el atajo que representa la visa de inversionista inmigrante.
Así como el canadiense, varios otros inversionistas extranjeros dedicaron medio millón de dólares cada uno para construir un complejo de asistencia, en las afueras de Bellingham, en el estado de Washington.
Gagner recibió un crédito para la creación de puestos de trabajo en el área de la construcción en medio de la reciente recesión y toda la familia recibió la tarjeta verde.
Amplio apoyo
Pero más allá de las controversias sobre la inmigración en general, el programa de inversionistas extranjeros tiene un amplio apoyo en el Congreso.
La legislación recientemente enviada a la Cámara de Representantes, por el Senado de Estados Unidos haría que el programa se convierta en permanente.
El abogado David Andersson reconoce que el programa de visas cuenta sólo para una pequeña parte de la inversión extranjera directa, pero aclara que genera resultados favorables.
«En la creación de puestos de trabajo, en los vecindarios y en el estado la tasa de desempleo baja», afirmó. «Tenemos más contribuyentes. Por lo tanto, podemos tener más servicios. En otras palabras, tenemos el desarrollo económico» que se busca dice Andersson
El programa de inversionistas inmigrantes tiene un límite anual de 10.000 visas y nunca ha estado cerca de ese número antes. Sin embargo, el grupo de centros regionales industriales predice que las solicitudes de visado de los inversores podrían llegar al tope el próximo año.
El abogado de inmigración de Bellingham, David Andersson fue quien organizó el acuerdo y ha hecho todo un emprendimiento del hecho de reunir a los desarrolladores que necesitan capital de bajo costo y los posibles inmigrantes con dinero.
Andersson fue el pionero en una industria que dice ahora está experimentando una increíble proliferación y crecimiento.
Las empresas de intermediación se conocen oficialmente como «centros regionales EB-5», llamado así por la disposición pertinente de la ley de inmigración de Estados Unidos.
Otro caso es el de más de 200 inmigrantes inversionistas de China están financiando la recuperación de las minas de oro de 100 años de antigüedad en el suroeste de Idaho.
Ciudadanía para inversores ricos
Por su parte el propietario de una empresa de desarrollo de inmigración y economía con sede en Seattle, Washington, cree que también hay un mercado para los inversores de energía eólica. La empresa invitó a coreanos de familias acomodadas para que apoyen un parque eólico en el estado de Washington.
Sin embargo no todo parece brillar, el propietario de tierras Harland Radomske teme que parque eólico vecino termine afectando negativamente el valor de su caballeriza y la explotación ganadera.
Pero eso no es todo.
«Lo que me molesta es también el simple hecho de que tenemos toda esta controversia sobre la inmigración, la frontera con México y todo lo que eso involucra, y que incluye al Congreso y el Senado», dijo Radomske, «y ahora nos enteramos, que si cualquier persona es un extranjero rico, puede comprar su camino a la ciudadanía».
En tal sentido, los desarrolladores de los proyectos eólicos declinaron hacer comentarios para este reportaje de la Voz de América.
[Fuente: voanoticias.com]