Las tortugas gigantes que dan su nombre a las islas ecuatorianas de Galápagos, en el Pacífico, poseen variantes genéticas vinculadas a la reparación del ADN.
Las tortugas gigantes que dan su nombre a las islas ecuatorianas de Galápagos, en el Pacífico, poseen variantes genéticas vinculadas a la reparación del ADN, con poder de sanación que les permite llegar a ser longevas, anunció el lunes el Parque Nacional Galápagos (PNG).
La secuencia genética del Solitario George, el último de la especie Chelonoidis abingdonii que murió en 2012 tras negarse a aparearse en cautiverio, fue descifrada por un equipo internacional de investigadores, señaló la entidad en un comunicado.
Agregó que el descubrimiento “muestra que las tortugas gigantes poseen una serie de variantes genéticas relacionadas con la reparación del ADN”, así como “pistas sobre las características que hacen especiales a las tortugas gigantes, como su facilidad de sanar”. Se estima que a la fecha de su muerte, el 24 de junio de 2012, el Solitario George tenía entre 120 y 130 años de edad, indicó el PNG.
Ese quelonio habitaba la isla Pinta y era considerado el ejemplar más emblemático del archipiélago ubicado a 1.000 km frente a la costa de Ecuador y donde aún sobreviven doce especies. Galápagos es parte de la reserva de la biósfera del planeta y uno de los ecosistemas más frágiles con flora y fauna únicas en el mundo.
El archipiélago sirvió de laboratorio al naturalista inglés Charles Darwin para desarrollar la teoría sobre la evolución de las especies. George, que sus últimas cuatro décadas vivió en un centro de crianza en cautiverio, murió de “vejez”, a los 90 años de edad, se había informado entonces al momento del deceso.
Expertos de las universidades de Oviedo (España), Yale (Estados Unidos), de la organización Galapagos Conservancy (Ecuador-Estados Unidos) y del PNG participaron en la investigación, que fue publicada el lunes en la revista Nature Ecology & Evolution.
El director del PNG, Jorge Carrión, dijo que los resultados expanden el legado del Solitario George, pues el descifrar los secretos de su longevidad ayudará a la toma de decisiones adecuadas para la restauración de las diferentes poblaciones de tortugas del archipiélago.
Las tortugas gigantes llegaron hace tres o cuatro millones de años a la región volcánica de Galápagos. Se cree que las corrientes marinas dispersaron a sus ejemplares por las islas, y que fue así como se crearon 15 especies diferentes -de las cuales tres están formalmente extintas-, adaptadas cada una a su territorio. El otro lugar en el mundo donde sobrevive otra especie de tortuga gigante terrestre es en la isla Aldabra, en el océano Índico.