Xavier Puigdollers Noblom, abogado y profesor de Derecho Civil de la Universitat Abat Oliba CEU, asegura que en la vida de los niños es importante celebrar fiestas. «Las fiestas son motivo de alegría y reencuentro con aquellos que se quiere y sabe que lo quieren. Si la fiesta que se celebra es la del aniversario, el momento todavía es más importante. La fiesta también es motivo de alegría para los adultos».
Una celebración que este año tampoco se ha querido perder Google, que con su ya popular Doodle homenajea a los infantes de todo el mundo en el «Día del niño». Unas piezas de rompecabezas, que forman el nombre del buscador más popular, así como un peluche y un coche de juguete forman la composición.
Este año 2014, que llega a su término, los niños pueden decir que han estado de fiesta y también los adultos que los quieren. Una fiesta de aniversario. Incluso, una gran fiesta triple de aniversario. Así lo explica este abogado:
Celebramos los 90 años de la Declaración de Ginebra de 1924, que está considerada la primera declaración sobre los derechos de los niños. Es un texto breve, de sólo cinco artículos, en los que se proclaman los derechos de los niños a tener una vida digna, a ser estimados, cuidados y protegidos, a ser educados. Sencilla, pero importante. Hacía poco que había acabado la Gran Guerra y la Sociedad de Naciones empezaba a andar. La comunidad internacional percibía que el mundo estaba cambiando de forma rápida y los niños tenían que ser protegidos y se les tenía que asegurar un futuro digno.
Celebramos también los 55 años de la Declaración de Derechos de los Niños. El mundo ha vuelto a cambiar de forma brusca y demoledora. Nuevamente, la guerra muestra el lado más oscuro de la humanidad y miles de personas mueren precisamente por sus características propias: la raza, las creencias religiosas, el color de la piel, el sexo. El nuevo organismo internacional de concordia, la Organización de Naciones Unidas, que en 1948 había proclamado una importante declaración en defensa de los Derechos Humanos, aprueba, el 20 de noviembre de 1959, la Declaración de Derechos de los Niños.
Es un texto no muy largo, tan sólo 10 artículos, en los que se recogen de una forma clara los deberes de la sociedad para proteger a los niños y los derechos de ellos a ser protegidos y amados, a tener un nombre y una nacionalidad, a la educación, al juego, a la salud. Es una declaración importante, como todas las que hace la ONU. Naturalmente es importante el compromiso de los estados al proteger a la infancia, pero es sólo una declaración de principios. Hay una clara conciencia de que con esto no hay bastante. Se necesita algo más que una declaración de voluntad, por muy importante que esta sea.
Por fin, el 20 de noviembre de 1989, las Naciones Unidas proclaman la Convención de Derechos de los Niños, el texto internacional de protección a la infancia más importante. Ahora sí, lo que hasta aquel momento era una declaración se convierte en norma ejecutiva. Los estados firmantes la incorporan a su ordenamiento legislativo propio y todo el mundo el puede buscar amparo en ella.
Celebramos, ahora, pues, los 25 años de esta Convención, que se basa principalmente en la defensa de los derechos de promoción (el nombre, la nacionalidad, el domicilio, la educación, la salud, el juego), los derechos de protección (contra la tortura, los maltratos, la explotación sexual y económica, los conflictos armados) y los derechos de participación (escuchar su opinión, valorar su interés). Un principio básico llena el texto. El interés superior del niño es el que tiene que regir en el momento de tomar cualquier decisión que pueda afectarlo. 192 países han ratificado el texto, hecho por el que es el documento internacional que ha concitado más unanimidad hasta el momento. Posteriormente, tres protocolos han ampliado sus garantías y un Comité Internacional vela de forma permanente por su cumplimiento por parte de los Estados.
Motivos, pues, tenemos y tienen los niños para estar de fiesta. Tres aniversarios que tienen que ser celebrados. Lástima que la alegría de los niños y de los que los quieren no pueda ser plena. A pesar de estos tres importantes textos internacionales, cada día mueren miles de niños que no tienen nombre, ni salud, ni educación, ni posibilidades de tenerlas. Que mueren por las guerras, por las enfermedades, por el hambre, por la sed, por los maltratos, por la explotación de sus cuerpos. Miles de niños que no han conocido nunca la alegría ni el amor y lo que es peor, no han sabido nunca que eran niños y que podían ser amados y estar contentos. Qué cerca está el 2015 y qué lejos quedan los objetivos del milenio de erradicar la pobreza, el hambre y de asegurar la salud y la educación a los niños.
La realidad no nos tiene que enturbiar la esperanza. Motivos tenemos de celebrar los aniversarios, y los tres se tienen que celebrar. Fiesta quiere decir alegría y compartir, esto es, compromiso para seguir trabajando en pro de los derechos de los niños. Buena fiesta y feliz aniversario a los niños y a los adultos que los quieren.
Fuente [Abc.es]