Es la quinta campaña electoral en la que participa en algo más de un año y aunque no es candidato, trabaja con tal concentración e intensidad que pareciera serlo. Ha recorrido hasta la fecha unos 80 municipios y espera visitar otros tantos en lo que resta de tiempo hasta el 8D. Lo contactamos al final de un día en que se movió por Monagas y Guárico para recalar en una agobiante actividad, caravana y asamblea de ciudadanos, en Maracaibo y Cabimas.
-No te voy a preguntar si piensas que la oposición va a ganar porque conozco muy bien la respuesta.
-Je…je..je. Si votamos ganamos. Hay gente que argumenta que el 14 de abril ganamos y no cobramos. Bueno, eso forma parte de la lucha que estamos librando.
-¿Por qué estás tan seguro de la victoria?
-Cada día son más quienes quieren un cambio y eso lo demuestran los resultados electorales, más allá de las triquiñuelas con las que nos han robado. Ahora vamos bien encaminados hacia el objetivo superior, que más allá de ganar las elecciones, es el de un cambio en el país. Pero para que eso ocurra es necesaria la movilización permanente. Así se concreta el cambio porque el 8 diciembre es la oportunidad para que el país hable. Por eso estoy recorriendo el país, cuando hubiera podido quedarme en Miranda si consideramos que no soy candidato.
-Pero también sabes que tu futuro político depende de los resultados.
-No soy de esos que no arriesgan. Fui a las presidenciales de octubre (2012) sin ser un líder nacional. No había recorrido antes el país porque mi carrera no me lo permitía, concentrado en mi trabajo como gobernador de Miranda. En esa contienda nos faltaron cinco puntos para equilibrar las fuerzas. Después dijeron: «Capriles se las está jugando todas en diciembre», y así era. Jugué y mantuvimos la Gobernación. Luego, en marzo, me dijeron: «No tienes chance, pero, cónchale, vale, te toca. Así es la vida». Y hubo gente que apostó (no voy a señalar a nadie en particular porque no vale la pena) a mi derrota en abril.
Hablas de dirigentes de oposición?
-Claro. Pero así es la política a veces. Algunos no buscan el objetivo con trabajo sino esperan que caiga el vecino y «por ahí me cuelo». Y ya se sabe qué ocurrió en abril. Arriesgué todo, ganamos y aquí estamos.
-Ganaste y no cobraste.
-Eso forma parte de una lucha que no es fácil. Hay quienes creen que Capriles debe ser portero, defensa, jugar en la media cancha y meter los goles. Pero se trata de una tarea colectiva. Yo soporto el peso mayor, pero el país cambia con el esfuerzo de todos. Por eso siempre apelo a la fuerza de cada venezolano. El 8 de diciembre los dos candidatos son Maduro y el pueblo. Si eso es así y el pueblo quiere ganar, debe votar y defender su voto. Ahora, yo arriesgo. Otros pudieran decir: «me retiro, no me asomo, guardo silencio».
-¿No indica eso que la unidad no es tan sólida?
-Eso indica que algunos se acercan a la unidad por conveniencia, mientras otros creen que su aspiración personal es más importante que el país. A mí no me obsesiona la presidencia, sino cambiar a Venezuela. Y eso se ha venido dando sin que yo haya actuado según mis intereses. Gente hubo que me recomendó no asumir en diciembre (la candidatura para la reelección como gobernador), pero los demócratas se expresan, entre otras opciones, votando y yo creo en la salida electoral. El día en que deje de creer se lo diré al país, pero no dejándolo sin propuestas claras.
-¿No se crea una falsa ilusión al plantearse el 8 de diciembre como un plebiscito? ¿No votará la gente esperando un cambio de gobierno que, por ahora, no está previsto en la Constitución?
-Yo fui alcalde y creo en el trabajo de los gobiernos locales. No solo en términos de la calidad de la vida, sino, como digo, para propiciar un cambio. ¿Cuál habría sido la realidad del 14 de abril si hubiésemos contado con 200 alcaldes y 15 gobernadores para la defensa del voto? Otra sería la historia.
-¿Quiere decir eso que vas a esperar cinco años…?
-No. Quiere decir que los alcaldes son un ejército de demócratas que pueden ayudarnos al cambio democrático. Tal y como está planteada la situación, es inviable que nosotros no busquemos una salida constitucional ante el gobierno de Maduro. ¿Vamos a esperar que la inflación llegue al 200%? Ya estamos en un escenario de hiperinflación. Pero, ¿qué vas a hacer? ¿Devaluar de nuevo?
-¿Es necesaria la salida de Maduro?
-Es necesaria la salida del Gobierno, con Maduro a la cabeza. Pero una salida democrática porque yo no ando buscando el atajo, ni propiciando las condiciones para un golpe. A pesar de que a algunos no les gusta que yo lo diga, mantengo mi planteamiento sobre la salida constitucional, pacífica, electoral y democrática.
-Maduro pareciera tener razón cuando advierte que si quieren su salida, que se valgan de un revocatorio.
-¿Y quién dice que la única salida es un revocatorio?
-Lo dice Maduro.
-¿Y quién es Maduro?
-Es el Presidente, ¿o no es el Presidente?
-Está ejerciendo la Presidencia, pero Maduro no es el líder del país. No lo es.
-¿Tú sí lo eres?
-Preguntémosle al país. Eso se manifestó el 14 de abril. Yo soy el hijo de Henrique y de Mónica. No utilizo la imagen de nadie para construir mi liderazgo. Lo he hecho a puro pulso y en el marco de un proyecto colectivo. No soy personalista. Creo que el país debe entrar en una etapa en la cual el Presidente sea líder de un equipo, no un caudillo o un mesías porque eso es lo que ha sobrado en el país sin resultados positivos.
-Supongamos que la oposición gana el 8 de diciembre con cifras totales de votos equivalentes a 60%. ¿Cómo se plantearía la salida democrática de la que hablas?
-El peor consejero de un político es la soberbia. Un triunfo electoral contundente implica una señal de cambio ¿Cómo se traduciría ese cambio? Creo que a través de un rápido proceso de consulta con el país y teniendo de base las vías constitucionales. Si el Gobierno no acepta el mensaje de cambio e intenta seguir dándole palo al venezolano que piensa distinto, el pueblo va a pasarle por encima. Y yo no podré, como no podrá nadie de este lado, ser factor de contención. El 8 de diciembre hoy es una contención.
-Una suerte de catalizador que le ayuda a Maduro…
-No ayuda a Maduro. Es un catalizador que le sirve al país. Si fuera por Maduro, se suspenderían las elecciones. Y eso es lo que está en el ambiente. Cuando Maduro acusa a la oposición de querer la suspensión es porque él piensa hacerlo.
-¿Crees que lo va a hacer?
-Creo que ya es tarde para hacerlo, pero no descarto que, en última instancia, con estos que carecen de escrúpulos, se vean asaltados por el temor de una derrota y prefieran pagar el costo que implica suspender las elecciones.
-Volvamos al escenario planteado en una caso de un triunfo contundente.
-El Gobierno tiene dos opciones: O lee la señal de cambio y busca una salida: «señores, vamos a preguntarle al país si quiere o no al gobierno. Pero si este pretende sacar el garrote como reacción ante la derrota, le va a pasar el pueblo por encima. Yo fui la contención el 14, 15 y 16 de abril y no hubo un solo muerto vinculado a causas políticas. ¿Qué hubiera pasado si yo le digo a la gente que marcháramos al CNE, como quería el Gobierno?
-Quizás le hubiera pasado por encima al Gobierno.
-No lo creo. Hubiésemos tenido cientos de muertos y las Fuerzas Armadas no habrían actuado en defensa del pueblo, sino en defensa de los intereses del Gobierno.
-¿Qué puede pasar si la historia se repite el 8D?
-Hoy la Fuerza Armada no es la misma del 14 de abril. Para entonces una cúpula corrupta daba la impresión de controlar a una institución fragmentada. Las cosas han cambiado , como ocurre también con la fuerza popular porque la brecha a nuestro favor es hoy mucho más grande.
-¿Hay pruebas que te permitan hacer esa afirmación?
-Absolutamente. Hago esa afirmación con toda responsabilidad. Hay una Fuerza Armada afectada por la crisis.
-¿Actuarían las FAN de manera diferente a como lo habrían hecho en abril?
-Si el Gobierno quiere darle palo a la gente, dudo que la Fuerza Armada, pos 8D, acompañe esa posición. Por eso creo que el 8D es tan importante.
-Según eso el colapso sería inevitable.
-Un colapso, habría que ver, a qué costo. Por eso sostengo que el 8 de diciembre es el gran catalizador. Creo que estas elecciones son más que oportunas. Por eso no me canso de decirle a la gente que hemos tenido la gran suerte de que esta elección deba celebrarse porque, de lo contrario, tendríamos que buscar otro proceso electoral. Y lo digo porque la inmensa mayoría de los venezolanos somos pacíficos y demócratas. Y no hay nada, en Venezuela, con mayor capacidad de convocatoria que unas elecciones.
-¿Elecciones municipales cruciales?
-Tampoco es que sean de vida o muerte. Aquí tenemos la costumbre de afirmar rotundamente y en tono solemne , cuando vienen unos comicios, que ahora sí estamos en la encrucijada definitiva. Este país no se va a acabar el 9 de diciembre, pero ese día, (y eso sí es cierto), puede amanecer con una clarísima y contundente señal de una demanda de cambio o ante una indicación de que la crisis sigue allí y tendremos que vivir con ella o ver qué pasa. Y eso último de ver «qué pasa», no me termina de gustar.
[Fuente: El Universal]