Voceros del oficialismo afirman que el hambre en Venezuela es un invento de los medios internacionales, léase CNN. Pero no hace falta ver a ese canal para observar a mucha gente hurgando en la basura en búsqueda de comida. O para darse cuenta de cómo se adelgazan o enflaquecen muchas personas por culpa de la dieta forzosa de la escasez y de la hiperinflación.
O cómo se multiplican los mendigos que piden limosna por todas partes. O cómo los estudios e investigaciones sociales, de carácter independiente, dan alarmante cuenta del deterioro de las condiciones de vida en nuestro país, comenzando por el aumento acelerado de la desnutrición, es decir del hambre.
Que haya hambre en Haití o en Cuba, se puede entender aunque nunca justificar. Pero que haya hambre en Venezuela, con el barril de petróleo en la vecindad de los 50 dólares, sólo puede significar que estamos desgobernados por una auténtica calamidad: lo que llamo una hegemonía despótica, depredadora, corrupta y envilecida. Eso es lo que permite comprender que en Venezuela haya hambre, y mucha y creciente hambre.
La catástrofe humanitaria que asola a la patria no es un producto de los laboratorios de noticias falsas, que la hegemonía aduce. Por cierto que ese tema lo conoce bien, porque en el estilo del modelo castrista, los denominados medios públicos son instrumentos de propaganda y, por las malas y las peores, también lo son una parte importante de los medios no públicos.
Pero no. No ha sido CNN, o El Tiempo de Bogotá, o El País de Madrid o France Press, los que han creado la hambruna venezolana. Fue el predecesor y su sucesor, el señor Maduro, los principales responsables de esta tragedia.
El predecesor alegaba, en su acostumbrada demagogia, que antes de él, los pobres sólo comían perrarina. Ejemplo de lo más curioso, porque ese tipo de alimentos siempre ha sido relativamente costoso…
Pero lo que no es falso, es que ahora en diversas zonas populares se comen hasta los perros. Un sacerdote que trabaja en Petare comentaba en estos días, que varios miembros de su feligresía así lo atestiguaban. ¿Hasta dónde seguirá cayendo Venezuela? Mientras Maduro esté en Miraflores el barranco no tiene fondo. Ojalá y eso se asimilara de manera decidida por el grueso de los factores políticos que están llamados a representar la lucha en contra de la hegemonía.
Sí, en Venezuela hay hambre. En todas partes del país. Y no hay derecho que avanzado el siglo XXI, eso sea así.
Fernando Luis Egaña