Las casi 400 familias del barrio Mi Esperanza en la parroquia Venancio Pulgar no han podido disfrutar del servicio de cloacas desde que se instalaron hace ocho meses. El barrio tiene 27 años de fundado y los trabajos de consolidación se iniciaron hace cuatro. Apenas empezaron a usar la red de aguas negras se desbordaron dentro de las casas.
Manuel Chaparro, carnicero de 38 años, manifestó que unas familias tuvieron problemas antes que otras con la instalación de la red de aguas negras, pero a ocho meses de haber instalado la tubería ya todos están siendo afectados. “El barrio tiene 11 calles y la red de aguas negras está distribuida en tres tramos. Todas se han desbordado, pero las primeras casas que están pegadas a la tubería colapsaron desde la primera semana de instaladas. El problema es que las tuberías son muy pequeñas para toda la cantidad de desechos de las familias”.
Jaime Montilla, líder comunitario, aseguró que al principio creyeron que eran problemas particulares en las casas debido al proceso de cambiar las conexiones de los pozos sépticos a la red aguas servidas, pero luego se iban sumando más casas al colapso.
“Según Hidrolago es nuestra responsabilidad, pero no es así. No puede ser que una tubería nueva ya esté fuera de capacidad. Yo creo que todo esto resultó así porque los organismos tienen una intención politiquera y en vez de hacer el proyecto como debe ser, permiten que las empresas compren materiales más económicos y con menor capacidad para ahorrarse dinero y que quede más ganancia. Todo a costa de la tranquilidad de la gente en las comunidades. Yo me despegue de las cloacas. Tuve que volver al pozo séptico y muchas veces tengo que echar el agua en las calles recién asfaltadas porque no me voy a beber el agua. Eso va en deterioro de nuestra calidad de vida y del orden de la comunidad”.
Alba Fernández, ama de casa de 43 años, aseguró que con las lluvias el desbordamiento de las cloacas empeora.
“Con las lluvias estamos peor. Tenemos cuatro meses llamando a Hidrolago y nada que vienen. Ya esto nos está afectando la salud, en la comunidad hay mucha gripe, muchos problemas respiratorios y no hayamos que hacer. Dicen que en el consejo comunal hay un chamo que se llama William y que han ido a buscar solución sobre el gas porque a veces falla y lo que dice es que nos quedemos tranquilos que esas fallas son en toda Maracaibo. Pero si tenemos un consejo comunal es para que haga algo por el barrio. No puede ser que porque ya estamos supuestamente consolidados nos vamos a achantar. Si más bien ahora tenemos más problemas que antes con esto de las cloacas”.
Juan Pablo Guanipa, concejal de Maracaibo, aseguró que vivir en una comunidad libre de problemas es una lucha que a veces cuesta toda la vida.
“Para algunas comunidades su consolidación es el inicio de sus luchas. Eso pasa en Mi Esperanza. Las instituciones no pueden dejar las cosas a la mitad o fallando en algo. Deben retirar a su empresas cuando todo esté tal como se establece en el proyecto, evitando a toda costa molestias a la comunidad. No puede ser que a la gente se le vaya la vida consiguiendo sus servicios públicos y que luego tengan que seguir trabajando. Así funciona una ciudad que no le brinda calidad de vida a sus habitantes y Maracaibo debe ser todo lo contrario. La Maracaibo que soñamos y que sabemos que es Posible ofrece tranquilidad y funciona en cooperación con sus ciudadanos”.
Prensa Juan Pablo Guanipa