Onesmus Mwangi lo ha conseguido. Aunque no se ha podido comprobar si su avión vuela, el vecino de Magomano (Kenia) asegura que sí lo hace. Para conseguirlo, Mwangi ha utilizado un viejo motor, piezas de plástico o metálicas recogidas de la calle, tornillos comprados en una tienda local y goma casera para ensamblar las piezas.
El joven de 20 años ha construido la avioneta durante siete meses, y ha invertido 650 dólares (un año y medio de su salario). Sin embargo, su espíritu emprendedor le ha salido bastante más caro. Cuándo en la empresa de Mwangi se enteraron de que los medios se estaban interesando por el avión casero, el keniata fue despedido. Su jefe opinaba que el revuelo mediático estaba despistando al empleado de sus labores reseñó Noticias.lainformacion.com.
“Lo que tenemos en África son inventores que son lobos solitarios, fabricantes y soñadores que desafortunadamente no tienen los sistemas de apoyo que existen en los países desarrollados”, explica Emeka Okafor, responsable de la iniciativa ‘Maker Faire Africa’ dedicada a promocionar a inventores africanos.
Otros talentos
El caso de Mwangi no es el único de “desperdicio de talento” en África, como él mismo asegura. Y es que en los últimos años se han conocido varias -de las muchas- historias de ingenieros aeronáuticos amateur en el continente africano, como recoge la BBC.
Gabriel Nderitu Muturi, también de Kenia, tardó tres años en construir su avioneta biplaza. Usando un motor de 40 litros de un coche Toyota, el emprendedor africano no consiguió que su aeronave levantase el vuelo. En un artículo contó su experiencia. Pero Muturi no se dio por vencido, y en 2012 diseñó otro aeroplano (esta vez para una sola persona) y que está siendo probada por control remoto.
En 2010, al tiempo que se presentaba el anterior proyecto, tres vecinos de Somalilandia (Abdi Barkadle, Saed Abdi Jide y Abdi Farah Lidan) construyeron un helicóptero a partir del motor de una vieja furgoneta. Su objetivo era construir un helicóptero que ayudará a extinguir incendios, pero la falta de recursos económicos terminó con el proyecto.
Y por último, una historia de éxito. En 2007, un estudiante de física nigeriano consiguió una beca en el Instuto TED británico para estudiar mantenimiento de aviones. Mubarak Muhammed Abdullahi, de 24 años, tardó un año en construir un helicóptero usando piezas de coches, motos y alguna parte de un Boeing 747 que compró con sus ahorros. La aeronave de Abdullahi se elevaba hasta dos metros del suelo.