La cuidad ha sido testigo de los pasos y huellas de sus habitantes. En ella está plasmada a través de los graffitis, los sentimientos, protestas o aptitudes artísticas de una parte de la sociedad, que hoy en día ha cobrando mayor fuerza y voz, gracias a su dinámica y masiva forma de comunicación. Este movimiento cultural está compuesto por la forma, el color y la agilidad, y su simbolización es transmitir un sentir colectivo
El graffiti es una actividad clandestina que a su vez contiene una expresión artística digna, con un valor histórico o estético que enriquece el contenido social y popular como su fin inicial, así lo expresa la estudiante de la Universidad de Los Andes-Trujillo, Carmen Araujo, en su trabajo “El graffiti y su simbolización social”.
Es un modo de expresión que hoy en día se considera un lenguaje que ha invadido la publicidad, la televisión y el diseño grafico. En éste, se utiliza el término A.K.A para indicar los alias por los que se conoce a una determinada persona. Generalmente estas expresiones artísticas se realizan sobre propiedades públicas o privadas (como paredes, vehículos, publicidades, entre otros.), pero esto se debe a que los graffiteros tienen muy pocos espacios donde expresarse y las vallas pueden ser muy tentativas.
El graffiti en Venezuela se puede catalogar como una expresión cultural, que tiene su mayor crecimiento en Caracas. Actualmente en el país se realizan talleres, concursos y eventos sobre esta disciplina, que en esta última década ha cobrado mayor fuerza a través de su dinámica y masiva forma de comunicación. Muchos lo consideran como una invasión a los espacios privados o como vandalismo, otros, como un movimiento para darse a conocer y expresarse en la calle, logrando que la sociedad este pendiente y consciente de lo que se piensa y se vive. Entonces, ¿Este movimiento cultural puede considerarse un arte?
Para A.K.A. Romero, graffitero del estado Anzoátegui que ha participado en numerosos eventos de artes urbanas en Venezuela y es considerado uno de los mejores graffers por su tipografía en el oriente del país; el graffiti representa libertad, es una expresión de la clase baja que pretende enseñarle a las masas que el arte también puede ser llevado a las calles, y sin obtener nada a cambio, más que la satisfacción de poder expresarse.
La esencia de este movimiento cultural es la ilegalidad. El graffiti es el grado cero de la violencia; el más pequeño vandalismo. Pretender aceptar este arte sin su esencia de ilegalidad es no entender una de sus causas básicas de producción. Romero expresó: “Nos encontramos ante un fenómeno de creación y destrucción. Siempre hubo arte en un acto criminal. Para mí el graffiti en la ciudad es como las caries en la boca de un niño”.
Expresión social
El profesor universitario, diseñador gráfico y comunicador social, Willmer Peraza expuso, que los graffitis son una expresión social y las personas que los hacen son artistas, porque a través sus diseños que pueden ser figuras, rostros, tipografías, monogramas o conjunto de textos gráficos, pueden lograr decirle al mundo “sin pelos en la lengua”, su opinión sobre ciertos temas como de inseguridad, amor, política o cualquier elemento social. Además, forman parte de la libertad de expresión.
Peraza explicó, que aunque a nivel de sociedad muchas veces son considerados como vandalismo, ya que no tiene sitios específicos para hacer sus graffitis e inundan toda la ciudad con su arte, e incluso lo han considerado como contaminación visual. A nivel gráfico, de imagen y comunicacional los graffitis son un arte.
“Nuestra galería es la calle y nadie tiene que pagar para ver nuestro arte; está al aire libre”, dijo el graffitero Jesús Bello, A.K.A “El chavo”, quien sin duda alguna considera que el graffiti es un arte, todo lo que tenga creatividad y pintura puede considerarse una obra artística. Además, agregó, que en Venezuela no apoyan al cien por ciento este movimiento cultural y que las autoridades deberían proveer espacios a los graffiteros para que puedan expresarse, sin invadir las propiedades públicas o privadas.
La Directora del Taller Municipal de Pintura del Complejo de la Cultura en Puerto la Cruz, Paula Viñoles, opina que el graffiti es un arte con un gran nivel de dificultad, porque los graffiteros pueden llegar hacer grandes obras artísticas o protestas, sin el uso de un lápiz, sólo con la ayuda del spray y logar expresar sus ideas libremente.
A su vez piensa, que el graffiti puede ser productivo y destructivo, ya que logran hacer excelentes expresiones artísticas pero en sitios que no son aptos para este fin y lo que crean es una contaminación visual, empeorando la belleza de la comunidad. Cataloga como vandalismo a las bombas (firmas) que podemos observar en toda la cuidad, porque no poseen nada artístico, no transmiten un mensaje.
Respetar los espacios
Por otro lado, Rubens Cazorla, Urbanista del municipio Urbaneja, considera que los graffiteros deberían buscar espacios de paredes idóneas para plasmar su arte, como por ejemplo, muros, paredes no revestidas, entre otros. Y mantener y respetar los espacios en donde van las vallas, carteles y otros tipos de revestimiento, ya que allí se podría entrar en el terreno de traspasar los límites de lo privado. “Queda en la consciencia del graffitero buscar áreas en donde puedan expresarse sin necesidad de dañar la propiedad privada”.
Alejandro Arismendi, mejor conocido como A.K.A “Real” explicó, que los muros más grandes, hermosos y más vistos, son los privados y son los que más se utilizan como lienzo para expresar su arte. Afirmó, que para que se pueda respetar la propiedad privada primero los deben tomar en cuenta, y sugirió que se puede llegar a un acuerdo con las autoridades, para que le suministren muros para sus A.K.A, mensajes de concientización, publicidades, etc., de manera que se puedan expresar libremente y así se beneficien tanto los graffiteros, como la sociedad, la propiedad privada y el gobierno, y de esta manera se disminuiría el vandalismo y se tuviera otra perspectiva de este arte.
Además explicó, que en Venezuela existen infinidades de paredes, muros, puentes y distribuidores vacios y sin color, con los que a través de su arte que es el graffiti, podrían embellecer y darle una mejor vista a las ciudades.
Gabriel García, comerciante y habitante del Municipio Sotillo, estado Anzoátegui, no está de acuerdo con este tipo de expresión artística. Cree que es un acto vandálico, porque que la mayoría de ellos se realizan en las propiedades privadas, y sin el consentimiento de los dueños o propietarios. Además agregó, que independientemente de tipo de graffitis, ya sea que transmitan un mensaje, estén bien elaborados o que sean ofensivos y/o vulgares (como la mayoría) siguen siendo ilegales y deberían ser penados por la ley, ya que están destruyendo poco a poco la ciudad.
Por otro lado, la vendedora inmobiliaria y madre de familia, Yorma Pietrucci opina: “deberían dejar de pensar que el graffiti es un acto vandálico”. Asegura, que la gran mayoría de los jóvenes que realizan este tipo de expresión son de buenas familias, estudiantes y hasta profesionales, sin ningún tipo de vicios más que el de querer pintar y expresarse.
Pietrucci comenta, que como madre de un graffitero conoce el sentir de una persona que tiene necesidad de pintar, de expresarse, que quiere decirle al mundo lo que siente, lo que necesita y lo que es capaz de hacer. “Le doy gracias a mi hijo por hacerme sentir su deseo de pintar y me siento orgullosa al ver en la calle su arte”
El graffiti es un arte, un texto callejero, una forma de manifestación y expresión que es muy practicado en las ciudades del mundo. Al igual que las otras artes, lo crean grupos juveniles, pero su particularidad es que lo realizan sobre muros públicos e invaden las propiedades privadas (paredes, puertas, ventanas, vehículos, etc.), sin la respectiva autorización de los propietarios, acción que amerita, que algunas sociedades los consideran como una manifestación del “vandalismo”.
El amor, la furia social, el humor y la vida misma son temas en los que se inspira el graffitero. Este es el artista, escritor y pintor secreto u oculto, que se despliega por las calles y disfruta de la libertad de hacer arte de todos y para todos.
[Por: GERALDINE BARROSO, estudiante USM]