El Gobierno francés anunció hoy la creación de 7.500 plazas de acogida de demandantes de asilo entre 2018 y 2019, dentro de un «plan de acciones» para hacer «más digno» el trato de los refugiados, pero también para aumentar las expulsiones de inmigrantes irregulares. El primer ministro, Edouard Philippe, presentó este dispositivo que prevé incrementar el parque actual de estructuras de alojamiento para los demandantes de asilo, que tiene unas 80.000 plazas, con 4.000 más el año próximo y 3.500 el siguiente. La Vanguardia.
«Debemos ser ejemplares con quienes vienen a Francia a pedir asilo, por ellos y por nosotros» y eso pasa también por «reducir considerablemente los plazos de tratamiento» de sus demandas, señaló en conferencia de prensa Philippe, que indicó que se nombrará «próximamente» un delegado interministerial encargado. Entre otras cosas, ese delegado se ocupará de cumplir el compromiso de reinstalar en Francia a 10.000 refugiados procedentes de otros países europeos.
El Gobierno francés quiere “hacer más digno el trato de los refugiados” y “reducir considerablemente los plazos de tratamiento” de sus demandas
Junto a esa política de mano abierta con los refugiados, uno de los objetivos del plan es «una mayor eficacia en la lucha contra la inmigración irregular y con las expulsiones». Se trata de incrementar el porcentaje de expulsados, teniendo en cuenta que el pasado año de las 91.000 personas detenidas por encontrarse en situación irregular, sólo se comunicó a 31.000 la obligación de abandonar Francia, y al final sólo lo hicieron 25.000.
Para conseguirlo, se modificará la legislación para endurecer las condiciones de retención y los controles jurisdiccionales, y aquellas personas que vean rechazada su demanda de asilo serán «sistemáticamente» expulsadas. En cuanto a los inmigrantes y refugiados que en realidad quieren entrar en el Reino Unido desde Francia, el titular de Interior, Gérard Collomb, recordó que las autoridades de Londres no les quieren acoger y no se deben hacer «falsas promesas».
Aquellas personas a las que se les rechace el asilo serán “sistemáticamente” expulsadas
En la práctica, el Gobierno francés seguirá trabajando para impermeabilizar la frontera y no permitirá que se vuelvan a formar campamentos como el de Calais, conocido como «la jungla», que fue desmantelado el pasado noviembre y llegó a concentrar a miles de personas.
Y eso vale también para los que se han creado de forma continua en París en los dos últimos años (el viernes pasado fueron evacuadas más de 1.700 personas en uno de ellos en el barrio septentrional de La Chapelle). Philippe reconoció que esos desalojos (el del viernes fue el número 34 en la capital) no constituyen una solución «duradera», e indicó que a corto plazo no tiene «una varita mágica».
Para «controlar mejor los flujos migratorios» en Francia y en Europa, en un contexto de presión migratoria «elevada» y que «todo indica que será duradera», apostó por reforzar la agencia europea Frontex, que deberá contar con 5.000 agentes a medio plazo, y por una acción diplomática para «estabilizar» países como Siria o Libia. Francia, por otro lado, mantendrá los controles en sus fronteras con otros países europeos hasta noviembre, es decir, mientras dure el estado de emergencia activado por la amenaza terrorista.