Cuando discutimos sobre la cultura Botox, o sobre las campañas de publicidad con “cuerpos normales”, olvidamos o dejamos fuera de la ecuación el factor de la edad a largo plazo; la publicidad y el circuito discursivo hipersexualizado donde aparecen estas discusiones pocas veces se dirigen a una franja mínima de población que ha sobrepasado la expectativa promedio de vida en el mundo; hombres y mujeres mayores de 100 años viven día a día la realidad de un cuerpo en un estado al que tal vez pocos de nosotros lograremos experimentar.
La fotógrafa Anastasia Pottinger está creando la serie Centenarians para documentar estéticamente el proceso de los cuerpos que han entrado en la tercera cifra del tiempo, y que han visto más calendarios que nadie en su paso por la Tierra. Las imágenes son poderosas porque evocan algo primordial: la textura de la piel parece un mapa antiguo o close-ups de troncos de árboles, de piedras y de ríos; la piel de los centenarios es la misma piel de Gea, participando de un ritmo vital que pocas veces aparece en los humanos.
La serie comenzó cuando una mujer de 101 años decidió posar voluntariamente para Pottinger bajo una condición: que no se le identificara en ninguna de las fotografías. “Ella estaba dispuesta a hacer cualquier cosa que le pidiese”, aseguró la fotógrafa, por lo que entre las dos consiguieron “un ejercicio de documentar su forma de manera hermosa.” El proyecto sigue creciendo y más centenarios se dejan fotografiar por Pottinger en imágenes como éstas:
[Fuente: pijamasurf.com]